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Dos imputados por una estafa virtual seguirán en prisión

La Cámara Penal de Azul ratificó la prisión preventiva para los acusados por “estafa” y “asociación ilícita”. En enero le habían robado más de un millón de pesos a un azuleño.


Desde la Cámara Penal de Azul se confirmó la prisión preventiva para un varón y una mujer que son considerados miembros de una “asociación ilícita” y están señalados como los responsables de una estafa virtual, informaron voceros judiciales a El Tiempo.

El hecho que les atribuyen sucedió en enero cuando un contador radicado en Azul fue despojado de más de un millón de pesos mediante engaño: le hicieron creer que estaba comprando dólares que le ofrecía un conocido suyo al que le había sido hackeado su WhatsApp.

Los imputados son Alan Daniel Díaz y Carla Carmela Corrales. A través de la instrucción de una causa que se desarrolla desde una de las fiscalías de Azul, en abril de este año había sido ordenada la detención de Díaz quien en aquel entonces estaba preso en la Unidad 35 de Magdalena, cumpliendo condena por otros delitos. Desde esa cárcel el joven investigado -al parecer- lideraba una organización dedicada a cometer estafas del mismo tipo.

También en abril pasado, durante uno de los cuatro allanamientos que policías de la DDI Azul hicieron en diferentes lugares del conurbano bonaerense, había sido detenida la mujer para quien recientemente fue confirmada la vigencia de su prisión preventiva. Corrales, de 23 años, fue arrestada en la casa donde se domicilia, ubicada en Glew. Actualmente está presa en la Unidad 52 de Azul.

Las detenciones de los dos investigados habían sido convertidas en prisiones preventivas por Juan José Suárez -el titular del Juzgado de Garantías 3– el pasado 25 de abril. Y días atrás, ambas medidas cautelares fueron ratificadas de manera unánime desde la Cámara Penal por sus actuales miembros: Agustín Echevarría, Damián Cini y Carlos Pagliere (h).

Además sostener la imputación por “asociación ilícita”, a Díaz le atribuyen a título de autor una “estafa”. Y a la mujer, ser “partícipe necesaria” para la comisión de ese delito.

Los hechos

Según se menciona en la causa, el pasado 29 de enero actuó “una banda” liderada por Díaz y de la que también formaría parte Corrales y otra mujer, identificada como Luna Milagros Barrientos, que es pareja del recluso. Se ordenó su detención pero sigue prófuga.

En la investigación se indica que “actuando de manera coordinada y conjunta, con planificación previa, logística y división de tareas”, esta banda cometió la maniobra delictiva que afectó al azuleño.

Para ello Díaz, desde la cárcel, logró hackear la cuenta de WhatsApp de un conocido del profesional. Después comenzó a enviarle mensajes, haciéndose pasar por su amigo y ofreciéndole comprar dólares.

Aquel 29 de enero, sin advertir que estaba siendo engañado, el contador aceptó comprar los dólares que -según creía- le estaba ofreciendo ese amigo suyo. De esa manera, el contador hizo dos transferencias a una cuenta de CBU a nombre de la mujer del recluso que sigue prófuga. Entregó en total 1.200.000 pesos.

Un contador azuleño cayó en una estafa virtual: le robaron más de un millón de pesos

El modus operandi

“En el caso en estudio, nos encontramos con acciones ilícitas realizadas por el mismo conjunto de personas que conforman el grupo, que tenían como principal objetivo cometer estafas mediante ardid o engaño, para una vez consumadas -al lograr que (los damnificados) efectuaran transferencias de dinero en forma inmediata a cuentas bancarias cuyos datos eran brindados por su interlocutor- proceder a su transferencia y posterior distribución del mismo entre los integrantes de la banda e incluso a terceros”, escribió el camarista Echevarría en un tramo de lo resuelto desde la Alzada departamental.

“El modus operandi utilizado por los integrantes de la banda ha consistido en contactar a una persona, mediante el previo ingreso a la aplicación de WhatsApp de otra, simulando ser el contacto perteneciente a la línea en cuestión, ofreciendo a la venta moneda extranjera y proporcionando una cuenta de la que es titular una de las coimputadas a fin de que se hiciera el depósito correspondiente”, explicó también.

Después de que el damnificado, en este caso el contador de Azul, remitía el dinero creyendo que estaba comprendo los dólares -en ese hecho el monto de la estafa ascendió a 1.200.000 pesos- una de las mujeres investigadas “re transfería el monto a otra cuenta de la que también es titular y desde allí era enviada a diversas cuentas, para finalmente el dinero obtenido ilícitamente ser transferido a una cuenta de la restante coimputada, quien mediante el mismo procedimiento se la retransfería a una segunda cuenta de la que es titular”, para repartir finalmente la suma obtenida “entre varias cuentas pertenecientes a terceras personas”.

Mediante estas sucesivas transferencias virtuales, “la intención de los sujetos investigados ha sido la de mover el dinero de forma inmediata para dificultar su rastreo”. Y que “los fondos adquiridos ilícitamente” luego “puedan ser retirados desde alguna cuenta virtual, perdiéndose el rastro de los mismos”.

Según se concluyó en esta segunda instancia desde la Cámara Penal, los investigados “han actuado de manera coordinada y con distribución de tareas”, las cuales incluían “organizarse de tal manera que uno mantenía las comunicaciones por WhatsApp y otros -la mujer que sigue presa y la que continúa prófuga- colaboraban con el aporte de cuentas para recibir y/o distribuir el dinero producto de los ilícitos llevados a cabo por la banda”.

Cuando en abril pasado fue ordenada la detención de Alan Daniel Díaz por la estafa al contador radicado en Azul, el considerado el cabecilla de esta organización delictiva cumplía -y continúa haciéndolo- en el penal de Magdalena una condena por “homicidio simple en grado de tentativa en concurso real con robo agravado por el empleo de armas y por ser cometido en lugar poblado y en banda”.

Fuente y fotos: El Tiempo