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Verdú: “Las primeras movilizaciones gigantescas fueron motivadas por la causa Bulacio”

Este 26 de abril se cumplen 33 años del asesinato de Walter Bulacio, un joven de 17 años que fue detenido por la Policía Federal en la puerta del Estadio Obras Sanitarias, donde esa noche tocaban “Los Redondos”. Un repaso por su historia y el pedido de Justicia intacto.


Danisa Jaime // @_jdanisa

Del staff de Central de Noticias 

Walter era un pibe de 17 años que estudiaba en el colegio secundario y trabajaba en un campo de golf como caddie. Oriundo de Aldo Bonzi, le gustaba el rock nacional y un 19 de abril decidió ir a ver a una de sus bandas favoritas, “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota”.

Nunca llegó a entrar al Estadio Obras Sanitarias, debido a una razzia originada por la Policía Federal afuera del estadio, donde detuvieron a más de 80 personas ilegalmente y arbitrariamente, entre ellos, Walter. En la pared de la comisaría, él y sus amigos dejaron escrito: “Jorge, Walter, Kiko, Erik, Leo, Nico, Nazareno, Betu y Héctor. Caímos por estar parados. 19/4/91″.

A las horas, Walter es trasladado al Hospital Pirovano con traumatismo de cráneo y llegó a contarle a su familia que le había pegado la yuta”. Este 26 de abril, una semana después de su detención, Walter fallece y se convierte en un símbolo de lucha para los pibes y pibas de todo el país.

Central de Noticias dialogó con María Del Carmen Verdú, abogada y militante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) quien fue una de las principales figuras en la causa de Bulacio.

María del Carmen recordó que con la agrupación ya venían visibilizando y militando diversos casos de represión institucional en la década de los 90’ cuando Víctor Bulacio (padre de Walter) los contacta días antes del fallecimiento de Walter: “El 2 de mayo de 1991 nos presentamos como sus patrocinantes en la causa penal”.

El comisario Miguel Ángel Espósito fue quien se encontraba a cargo de la razzia encomendada esa noche del 19 de abril de 1991. Luego de ser indagado en la causa a fines del 91’ el juzgado lo sobresee.

Ante esta injusticia, la familia de Bulacio y la CORREPI logran denunciar el hecho ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en febrero de 2003 se hace el juicio en Costa Rica en el que se condena al Estado argentino.

Sobre el comisario Espósito, Verdú comentó: “Espósito llega a juicio por privación ilegal de la libertad calificada y en agosto de 2013 es condenado a tres años de prisión en suspenso, un verdadero chiste”.

“El caso Bulacio va más allá de las consecuencias desde el punto de vista institucional que tienen que ver con esta sentencia nunca cumplida por el Estado argentino, porque la sentencia de la Corte ordenó al Estado Argentino terminar con todo el sistema de detenciones arbitrarias. Hoy sigue incumplido y sigue siendo uno de nuestros reclamos permanentes” agregó la abogada.

“El sistema de detención arbitrarias van de la mano con la averiguación de antecedentes, detenciones preventivas por causas contravencionales, detenciones arbitrarias en movilizaciones manifestaciones u otras circunstancias de protesta o conflicto social y razzias” remarcó Verdú.

Asimismo, Verdú explicó: “definimos por primera vez que el crimen policial es un crimen de Estado, y por lo tanto tiene los mismos efectos que un crimen de lesa humanidad aunque refiera a un solo individuo”.

“La causa Bulacio fue la que permitió introducir a nivel nacional el debate sobre la juventud, la policía las detenciones arbitrarias, el gatillo fácil, las torturas y muertes en lugares de detención. Hasta ese momento estaban completamente invisibilizadas y limitadas a las pequeñas movilizaciones que veníamos desarrollando en ámbitos suburbanos. Las primeras movilizaciones gigantescas en la ciudad de Buenos Aires fueron motivadas por la causa Bulacio” agregó.

Verdú también resaltó la importancia de los jóvenes al involucrarse en la causa: “el caso también impulsó la organización de centros de estudiantes. Las asambleas universitarias tomaron como eje central la lucha de Justicia por Walter, sin ninguna duda ese sea el saldo más trascendente”.

“Hoy vas a cualquier recital de rock y en algún momento se canta por Walter y los que están cantando son pibes que nacieron tres generaciones, no deberían ni siquiera saber quién fue Walter Bulacio y sin embargo lo saben y lo corean. Fue un caso paradigmático” reconoció.

Sobre el escenario actual, Verdú sostuvo que “lamentablemente llevamos ya unos cuantos años en sentido inverso. Hoy seguimos denunciando casos de gatillo fácil”.

Por último, cerró: “hay una política represiva brutal absolutamente descarada con la legitimación del gatillo fácil a través de iniciativas como la reforma que está promoviendo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich del Código Penal para legitimar el disparo por la espalda, el disparo contra personas desarmadas y además la prohibición a las familias de las víctimas de intervenir como querellantes en las causas”.

Fotos e imágenes seleccionadas de archivo de Internet.