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Bajemos la velocidad

Este viernes se conmemora el Día Nacional de la Seguridad Vial. ¿Cómo generar una Olavarría más segura para el tránsito? Aquí algunas posibilidades.


Por: Marcos Pascua

Ingeniero Civil-Tesista en Seguridad Vial- Promotor Comunitario de Seguridad Vial.

 

La velocidad mata

 

Los siniestros se producen por varias causas, pero la principal y la que más víctimas se lleva año a año es la velocidad. Por un lado, la falta de formación de personas para conducir, la inserción en el mercado de vehículos que pueden circular a velocidad mayores a la que establece la ley, la falta de controles y ciudades diseñadas para la circulación a altas velocidades, de alguna manera son los factores “cómplices” de esta problemática. Probablemente, solucionarlo lleve mucho tiempo, por eso es momento de dar los debates que necesitamos como sociedad para que no se ponga en riesgo la vida al circular por el espacio público.

 

¿Por qué es tan determinante la velocidad?

 

Energía cinética. En un siniestro vial hay un intercambio de energía, energía cinética en este caso, veamos su fórmula:

 

Ec=(mv2)/2

 

Como vemos, la velocidad influye en forma exponencial en la energía, es decir, un pequeño cambio en la velocidad es un cambio considerable en la energía, por eso a más velocidad, la energía que se intercambia en caso de un siniestro es mucho mayor.

 

Distancia de frenado

 

Además, como seguramente ya sabés, a mayor velocidad, mayor distancia de frenado que es la distancia necesaria para detener totalmente mi vehículo. Esa distancia se compone de una distancia o tiempo de reacción y una distancia o tiempo de frenado, el primero es el tiempo en el cual recibo la alerta de que tengo que frenar y el segundo es el tiempo que me lleva la maniobra.

 

 

En el único que momento que intervenimos nosotros es cuando elegimos la velocidad de circulación, el resto ya son cuestiones que responden a leyes de la física y por lo tanto nos exceden, por eso tenemos que ser responsables a la hora de circular y no exceder los límites de velocidad máximos.

 

Consecuencia de la velocidad en las ciudades

 

La Organización Mundial de la Salud publicó un manual denominado “Control de la velocidad”, donde muestra que una persona atropellada a 30 km/h tiene el 10% de probabilidades de fallecer por el impacto, pero si una persona es atropellada a 50 km/h, las probabilidades de que sea una víctima fatal son de un 85%. Se entiende ¿no?

 

 

La Asociación Civil “Luchemos por la vida” lleva una campaña denominada “Calles para la vida” donde lo que busca es la reducción de las velocidades de circulación en zonas de gran afluencia a 30 km/h, de manera de generar un entorno seguro y amable con todas las personas que comparten el espacio público. Ciudades como Bahía Blanca han llevado adelante con éxito este tipo de medidas, mientras que en Olavarría existe un proyecto de resolución que busca este cambio en la normativa, pero lamentablemente quedó trabado en la Comisión de Infraestructura.

 

Fluidez a velocidades bajas

 

Lo que se busca con esta medida es generar fluidez a velocidades bajas, es que ir más rápido no necesariamente permite que lleguemos antes, veamos un estudio publicado por el Banco Mundial donde se analizó el flujo de tráfico a diferentes velocidades.

 

 

En este caso se puede ver que hay un máximo de flujo a 60 km/h y a partir de allí el flujo comienza a ser cada vez menor, pero veamos lo que pasa particularmente a 30 km/h. Prácticamente no existe diferencias con el flujo a 40 km/h, por lo tanto, lo que puede pasar es que vamos a tardar cinco minutos más en llegar a destino, pero vamos a vivir en una ciudad más segura.

 

Controles

 

En el mismo artículo del estudio mencionado anteriormente, se mostraron los resultados del análisis de la relación costo beneficio de las diferentes medidas para controlar la velocidad.

 

 

Entre las más efectivas se encuentran los estrechamientos de calzada, controles de velocidad automatizados (radares) y adaptaciones de velocidad inteligentes. Y entre las medidas menos efectivas podemos ver que se encuentran los limitadores de velocidad, los lomos de burro, las charlas que se dan previo a obtener un carnet, entre otras.

 

Las adaptaciones de velocidad inteligente son básicamente los delimitadores automáticos de velocidad para los vehículos, dispositivos que vienen de fábrica que se detectan la zona de circulación por GPS y adapta la velocidad, sin permitir al conductor o conductora acelerar por encima del limite establecido. Bueno, es hora de empezar a dar esta discusión y exigir a las empresas automotrices este tipo de tecnología. Los radares ya los conocés, y su presencia es nula en el casco urbano de nuestra ciudad.

 

Finalmente, los estrechamientos de calzada aparecen como la medida con mejor relación costo beneficio porque es económica y efectiva. Lo que busca esta medida es estrechar el carril de circulación, de esta manera conductores y conductoras inconscientemente tienden a frenar porque presienten que pueden chocar. Este estrechamiento, le quita espacio a la vía de circulación y se lo otorga a las zonas peatonales, acorta la distancia de cruce y genera mayor seguridad al cruce peatonal. Se pueden realizar en las intersecciones o a mitad de cuadra, mediante construcción de veredas o mediante pintura, lo que se conoce como urbanismo táctico.

 

 

Además de buscar la reducción de la velocidad de circulación y ampliar la zona de circulación peatonal es necesario fomentar otras formas de movilizarse como la bicicleta, que es un medio de transporte seguro, sustentable, sostenible y saludable. Es decir, todo lo contrario, al automóvil o la motocicleta, pero para eso no basta con decir “hay que andar más en bicicleta”, es necesario generar infraestructura exclusiva, que es muy económica en comparación con una pavimentación, ciclovías, estacionamientos y controlar que estos espacios no sean ocupados por otros usuarios de la vía pública.

 

Conclusión

 

En definitiva, si se hace siempre lo mismo, no se van a obtener resultados distintos. La velocidad mata, y por eso es necesario reducir los límites de velocidad máxima desde la legislación, crear infraestructura que fomente la ralentización de los automóviles, incentivar otras formas de moverse como la bicicleta, generar mayores espacios peatonales y controlar. Avanzar en este sentido será fundamental para que dentro de un año hablemos de que Olavarría es una ciudad más segura.