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Ley Micaela: referentes de la FIO se capacitan en busca de repensar las ingenierías con perspectiva de género

La formación es integral y destinada a todas las facultades del país. Aporta herramientas sobre género y diversidad con el objetivo de generar diferentes estrategias de intervención. Laura Ayesa (nodocente) y Lorena Markovina (docente) explican en qué consiste esta propuesta que aspira a impactar en aulas, laboratorios y talleres.


 

“Hay muchas situaciones de violencia y son muy similares, incluso en facultades distantes como las de Misiones o Tucumán. Eso sí, algunas tienen más dificultades y más cargos de poder para los hombres por su propia cultura patriarcal”, observa Laura Ayesa, una de las dos referentes de la Facultad de Ingeniería de Olavarría que participan del “Programa de Formación de Capacitadores con Perspectiva de Género en las Unidades Académicas de Ingeniería de la Argentina”.

 

La iniciativa es impulsada por la Fundación Micaela García “La Negra” a través del Consejo Federal de Decanas y Decanos de Ingeniería (Confedi). El objetivo es repensar las carreras universitarias desde una perspectiva de género y diversidad en un escenario donde, por ejemplo, la paridad de los cargos docentes no se da en los mandos universitarios donde apenas el 12% de los rectorados está a cargo de mujeres según los datos 2021 de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.

 

El cruce de miradas es “muy enriquecedor”, admite Laura Ayesa junto con la arquitecta y docente Lorena Markovina, respecto de esta iniciativa a la que le dijeron sí en representación de la FIO. A la mesa de análisis se han sumado docentes, nodocentes, técnicas/os a cargo de áreas de Género y profesionales con amplia trayectoria. Trabajan mediante foros de intervención, con lecturas compartidas y un encuentro semanal virtual, a la espera de un cierre presencial en Buenos Aires.

 

Son 71 asistentes pertenecientes a 52 unidades académicas de todo el país. La capacitación comenzó el 7 de marzo y culmina a fines de mayo. Consta de 7 unidades temáticas que derivarán en el diseño de un Programa de Capacitación en Ley Micaela (27.499) para aplicar puertas adentro de cada institución.

 

La intención es que pueda dimensionarse la cuestión de género dentro de la vida universitaria desde un lugar más inclusivo y abarcativo. Empezar a hablar de diversidad, orientación sexual, identidad de género, patriarcado, machismo, sexismo y desigualdad de género en el mercado de trabajo. O poner en palabras y deconstruir situaciones de violencia por razones de género, mitos y prejuicios o micromachismos. Asumir una escucha activa, plantear que hay protocolos de intervención y transitar hacia una transversalización de la perspectiva de género con programas y políticas públicas en diferentes áreas de las facultades de ingeniería.

 

 

 

Protocolos y prevención

 

Hay alumnas que denuncian los “Me Gusta” de un profesor por Instagram, personas que dan pelea por un título universitario no binario, docentes varones que se burlan de las estudiantes mujeres o mujeres que abandonan la academia, en pleno siglo XXI, por tener que hacer tareas de cuidado y domésticas. Algunos de esos ejemplos son simulados, otros no; pero todos están inspirados en casos reales y forman parte del análisis que propone la formación de capacitadoras/es para la implementación de la Ley Micaela en las instituciones donde se enseña ingeniería.

 

El desafío es enorme pero existen voces dispuestas a desentumecer conductas. “Hay una necesidad de hablar, eso lo notamos mucho. Cada uno plantea su propia experiencia”, exponen las referentes de la FIO, convencidas de que es hora de poner el tema en agenda y empezar a hacer pero con rango institucional.

 

Comencé hace poco a interiorizarme sobre cuestiones de género y es un abrir los ojos sobre situaciones que antes tenía naturalizadas. Violencias de las que una es víctima todo el tiempo y están totalmente naturalizadas”, reconoce la arquitecta Lorena Markovina, mientras pasa por el tamiz hechos cotidianos antes habituales y hoy preocupantes.

 

Es que la temática es “bastante reciente, de 2014 para acá en las Universidades. Primero fue el protocolo, luego la creación de las áreas de Género y ahora la Ley Micaela. Hay que revisar protocolos y reformular”, enfatiza Laura Ayesa.

 

“Lo que se plantea en la capacitación cuando se analizan los ´Protocolos de actuación ante situaciones de violencia de género y discriminación por cuestiones de género´ es que hay mucho de prevención en los papeles y poco de procedimiento. Eso es criticado. En el caso nuestro (en el de la UNICEN) es un 80% procedimiento y tiene un artículo de difusión sin precisar ni definir presupuesto. Siempre decimos que el protocolo es una herramienta nada más y no es poco, y debería ser la última, pero con eso no alcanza”, analiza la nodocente.

 

Qué hacer y cómo hacerlo

 

A nivel facultades se van generando los espacios nuevamente en este retorno a la presencialidad y hay, sí, iniciativas interesantes. Las referentes de la FIO lo grafican con la Universidad Nacional de Rosario que promueve el programa “Mil Micaelas”, un ciclo de formación para formadoras sobre la Ley Micaela en el sistema universitario nacional.

 

“Está pensado más horizontal, en territorio, más transversal y que no sea solo ´la del Protocolo´. De todas maneras, el concepto de pura militancia es transversal en todas las facultades. Hay áreas mejor conformadas a nivel Universidad, con más presupuesto y hay otras más atrasadas que nosotros”, observa Laura Ayesa, tras admitir que en la institución local la presencia de mujeres es significativa tanto desde la gestión, encabezada por la decana Mag. Ing. María Peralta, como por los Departamentos dirigidos por mujeres en más del 60%.

 

Por lo tanto hay expectativas y están centradas en la necesidad de “implementar las capacitaciones” dentro de la FIO aunque “no necesariamente nosotras seríamos las capacitadoras. Pueden ser profesionales del Municipio o gente formada; no depende de la voluntad nuestra exclusivamente”, remarcan ambas referentes.

 

La capacitación en la Ley Micaela es obligatoria para todos los agentes que trabajan en el Estado y la UNICEN adhirió a dicha normativa mediante ordenanza del Consejo Superior.

 

Hay mucho por hacer pero, al mismo tiempo, está todo por hacer. “No hay nada de temática de género en la formación de ingenieros e ingenieras y no hay mucho interés por el tema”, apunta con inquietud la Arq. Markovina.

 

La profesional acaba de hacer el curso de “La construcción de la perspectiva de género desde los contextos locales” en Azul, a través de la Facultad de Derecho de UNICEN y la Escuela Popular Diana Sacayán. Eso la incentivó a postularse para conocer y aplicar la Ley Micaela aunque, muy a su pesar, comprobó que solo ellas dos se postularon para hacer dicha capacitación dentro de la FIO.

 

De todas maneras, destaca los intentos de la actual gestión y valora la creación de MI-FIO “Mujeres en Ingeniería – Facultad de Ingeniería de Olavarría – UNICEN”, un equipo de estudio y acción integrado por docentes y nodocentes para generar prácticas institucionales destinadas a promover las vocaciones de niñas y jóvenes mujeres para el ingreso, permanencia, egreso y desarrollo profesional en las carreras que se dictan en la unidad académica.

 

“Venimos con distintos recorridos y en la capacitación se ve. Hay que construirlo entre todos. Es colaborativo el aprendizaje, desde la horizontalidad. Mi primera formación como tal es esta.”, explica Laura Ayesa, desde una activa militancia en el Mujeres en Movimiento (MEM) y convencida de que “transformar las instituciones es mucho más difícil”.

 

En esa línea, remarca que es necesario “hacer de la universidad un espacio libre de violencias, un lugar donde estudiar y trabajar sea concebido desde la igualdad de derechos, desde el respeto y eso implica desnaturalizar formas de relacionarnos, el lenguaje, las prácticas. Repensarlo todo”.

 

Tienen las esperanzas puestas en las nuevas generaciones porque “vienen con apertura mental” aunque “haya mucho por transformar. El lema es hasta que todo sea como lo soñamos”, expone sobre el final Laura Ayesa, parafraseando al escritor, periodista y militante político argentino Francisco “Paco” Urondo, cuya frase original es “Arderá el amor, arderá su memoria, hasta que todo sea como lo soñamos”. A eso se aferran ambas y eso es lo que intentarán replicar en aulas, pasillos y laboratorios tras el cierre presencial en la ciudad de Buenos Aires, a fines de mayo, desde donde van a trazar una hoja de ruta hecha a la medida de la FIO.