Ofrecieron a Robledo Puch un régimen abierto de detención y se negó
Habría señalado que “tiene miedo” y que “ya está acostumbrado a esto”. El asesino múltiple que lleva más de 52 años preso se encuentra en Olmos, tras décadas de estar alojado en Sierra Chica.
Este jueves, una resolución de un Juez de Cámara de San Isidro ofreció a Carlos Eduardo Robledo Puch, conocido como “El Ángel de la Muerte” ser incorporado a un régimen abierto de detención. Tras conocerse la resolución, el interno se negó.
Según expresa diario Clarín, la resolución se conoció en las últimas horas y en un fallo de siete páginas, el juez Oscar Quintana lo habilitó a incorporarlo al régimen de abierto de detención. Pero Robledo Puch ya adelantó que no quiere obtener ese beneficio.
Robledo Puch anticipó “no querer nada” respecto al beneficio y que expresó “tener miedo”. “No quiero algo nuevo porque estoy acostumbrado a esto”, sostuvo en la entrevista con peritos del Departamento Técnico Criminológico.
Cabe recordar que Robledo Puch, que lleva 52 años preso, está alojado en el Pabellón 1 de la Unidad Penitenciaria (UP) 26 de Olmos del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Conocido como “el ángel de la muerte”, Robledo Puch es uno de los criminales más notorios de la historia argentina. Nació en 1952 y, a principios de la década de 1970, fue arrestado a los 19 años tras una serie de crímenes que conmocionaron al país. En poco más de un año, cometió 11 asesinatos, además de robos y otros delitos. Su frialdad y juventud le dieron el apodo de “ángel de la muerte”.
Robledo Puch operaba principalmente en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde, junto a un cómplice, irrumpía en casas y comercios. Su conducta calculadora y falta de remordimientos impactaron profundamente a la sociedad de la época. Fue condenado a cadena perpetua en 1980 y gran parte de su condena la cumplió en la cárcel de máxima seguridad de Sierra Chica, reconocida por su rigurosidad en el control de presos de alta peligrosidad.
Desde entonces, Robledo Puch permanece en prisión, sin haber recibido ningún beneficio de libertad. A lo largo de los años, su historia ha sido objeto de documentales, libros y películas, manteniéndolo como una figura escalofriante en la crónica criminal argentina.