Columna invertebrada: un urgente tapa a otro urgente
¿Qué será de las grandes noticias cuando los medios se van a otras noticias? Un terremoto y la lógica del rating.
Francisco Ferrari / especial para Central de Noticias
¿Qué será de las grandes noticias cuando los medios se van a otras noticias, más frescas, más urgentes, más rendidoras y las dejan en el olvido?
Es difícil saber cuáles son los mecanismos por los que un urgente tapa a otro urgente, que inmediatamente deja de ser urgente para ser una mención, un recordatorio para simular cierto interés o la nada misma.
Pueden ser Loan y Laudelina, o Alberto y Fabiola, o Paoltroni y la diputada de los patitos en la cabeza. La Ley Bases, Darthes, Maduro. El cepo, Biden, los seguros, Báez Sosa, la bola de las Leliqs, Mangieri.
No importa demasiado en realidad, nadie da explicaciones y nadie las pide tampoco. Pero así como los meten en tu living y tu cocina, en tu tele y en tu teléfono, en la pieza y en el baño, llega el mágico instante en el que los sacan y nadie sabe hacia dónde.
Siempre hay un protagonista que se come al anterior. Lo destroza, lo aniquila, lo borra del mapa. No como una sucesión natural de hechos noticiosos; como un terremoto que abre el piso y devora lo que encuentra.
En este pueblo no cabemos los dos.
No se olviden de Cabezas solamente, olvídense de todo que tenemos un nuevo urgente para ofrecerles. La mesa está servida otra vez y disfruten el momento porque nada es para siempre.
Los días estaban medidos: decían los entendidos en comunicación que la duración de un tema en el tapete oscilaba entre los 7 y los 11 días. En ese lapso no solo seguimos la novela, a veces nos hacemos protagonistas, nos identificamos con tal o cual personaje, arriesgamos quién es el asesino o la amante, hacemos perfiles psicológicos de cada uno. La vivimos. Nos la cuentan como ellos quieren pero sentimos que no, sentimos que la vivimos.
Todos somos Loan, Santiago Maldonado, Cabezas, Nisman y en pocos días no somos nada.
Hasta que Urgente o Último Momento y con ese zócalo el alma nos vuelve al cuerpo, el corazón se acelera y nos tiramos en el sillón a esperar que pase el que sigue.