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Un camino hacia los extremos

Nota de opinión, por Lucas Gallastegui (Olavarría), referente del Alfonsinismo y FORJA en la Séptima Sección.


En este último tiempo pudimos ver mucha intolerancia intelectual por lo que piensa el “otro”, donde la denigración y descalificación por el pensamiento diferente al mayoritario es moneda corriente, siendo este, bastardeado y denigrado. Son tiempos en los que gente se priva de dar su opinión crítica por miedo a ser atacada, así sea una crítica constructiva que es la única que vale o que, por lo menos en mí, es y esta aceptada.

Vivimos en tiempos socialmente convulsionados, carentes de diálogo y poco empáticos. Falta intercambio de opiniones que nos nutran, porque en la diferencia de pensamiento está la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Estamos al borde de caer en un absolutismo político y social como nunca antes vimos, donde las discusiones políticas con altura y con respeto ya no son bien vistas, enseguida las tildan de tibias, son discusiones y discursos cargados de fanatismo, odio y resentimiento, diálogos ramplones que apuntan a una involución social con aparentes responsables donde ven su ventaja política para perpetuarse en los mandatos nacionales.

La escasez de este diálogo respetuoso hace que abracemos la barbarie y sus consecuencias: poner en peligro la democracia y despreciar al otro como moneda corriente.

El camino del cambio político-social debe venir desde los dirigentes, que debemos asumir ese rol, no podemos permitir que un presidente se exprese con odio visceral hacia quienes deciden alzar la voz de otras ideas que no es la suya, denigrando a dirigentes de otros partidos, llamándolos ratas, perdedores, miserables; una persona que se burla de expresidentes y los insulta, llegando incluso a confesar que le pegaba a una bolsa con la cara de Alfonsín.

Un presidente que se presenta como un líder mesiánico salvador de la patria junto a su sequito, un líder de unos pocos, invento del acefalismo político de los últimos años en nuestro país.

Desde FORJA no pretendemos hacer un análisis psicológico de este personaje, pero sí poner un límite, el límite del pensamiento, de las ideas constructivas, esas ideas que hicieron grande a nuestro país y toda la sociedad en su conjunto. Ideas que nos pusieron de pie y nos posicionaron en el mundo.

Hoy estamos en el nivel más bajo de consumo de carne de los últimos cien años; con caída y pérdida del poder adquisitivo de la sociedad; con la pérdida gradual y tendenciosa de la clase media, esa misma que hizo grande al país y de la que muchos estamos orgullosos provenir y seguir perteneciendo; hay empresas que despiden masivamente a sus empleados, pero nadie dice nada o se mira para otro lado porque no se quiere reconocer la realidad; la educación pública y la salud peligran por la implementación de políticas neo-liberales.

La política no puede enfocarse solo en un problema como si se tratara de una isla, los dirigentes debemos enfocarnos en la solución gradual de todos los problemas que padece la sociedad: educación, salud, seguridad pero por sobre todo defendiendo la democracia… porque como decía Raúl Alfonsín la “Democracia es vigencia de libertad y los derechos, pero también existencia de igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza” y por sobre todo con la “Democracia se Come, se Cura y se Educa”.