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Cazola: “Hoy la urgencia de las mujeres y las disidencias tiene que ver con lo económico”

La directora de la séptima región del Ministerio de Mujeres y Diversidad habló sobre el trabajo en territorio. Municipios que desfinancian áreas de género, el recrudecimiento de discursos violentos y la desaparición del programa Acompañar.


La concejala de UxP y directora de la séptima región del Ministerio de Mujeres y Diversidad de la Provincia, Hosanna Cazola, habló con Central de Noticias sobre el trabajo realizado en territorio en materia de violencias en un contexto de crisis económica que agudiza las distintas problemáticas.

La séptima región comprende los municipios de 25 de Mayo, Roque Pérez, Saladillo, Alvear, Tapalqué, Azul, Olavarría y Bolívar. Cazola señaló que “los recursos son escasos” ya que “la provincia está en un momento complejo de deuda del gobierno nacional”. En este contexto, “nuestro trabajo está abocado a articular las políticas provinciales de una manera más eficiente e inteligente”.

Además, mencionó la resistencia que encuentran en algunos municipios a partir del cambio de gobierno a nivel nacional. Resistencia discursiva y práctica, con áreas de género que perdieron su jerarquía o fueron desmanteladas.

¿Cómo se está trabajando actualmente desde las direcciones regionales del ministerio de Mujeres y Diversidad en territorio?


Con el cambio de gobierno a nivel nacional, en la provincia, la Ministra junto con el Gobernador toman la decisión de fortalecer el ministerio de Mujeres, viendo que uno de los sectores que están siendo atacados por el gobierno nacional éramos las mujeres y las disidencias. En ese sentido se hace el cambio de nombre del ministerio a Mujeres y Diversidad como para poder nominalizar bien el área de acción y a su vez, se reestructuran las áreas del ministerio en torno a la cuestión del abordaje, acompañamiento y salida de las violencias y en la autonomía económica de las mujeres.

En los cuatro años anteriores de la gestión anterior lo que habíamos intentado sobre el final de la gestión, era fortalecer la transversalización, la promoción de los derechos, una cuestión un poco más de entramado comunitario en torno a pensar las desigualdades por razones de género. En este escenario tuvimos que retomar aquellas cuestiones más duras y más de urgencia debido al contexto.

En el primer trimestre del año estuvimos trabajando en la planificación de estas acciones y desde las direcciones regionales el trabajo que estamos llevando adelante es generar la optimización de los recursos de la provincia para que lleguen a los territorios.

Cuando “bajan” a los municipios que abarcan la séptima región ¿se encuentran con realidades distintas? ¿Esos municipios tienen conformadas áreas de género?


Cuando nosotras terminamos la gestión el año pasado habíamos logrado ese primer objetivo que era conformar áreas género en cada uno de los municipios. En algunos municipios estaban jerarquizadas las tareas de género, se habían transformado en dirección, y en otros municipios eran áreas género que dependían de alguna jefatura de gobierno o generalmente del área de desarrollo. Pero los equipos estaban, el 10 de diciembre del año pasado eso estaba en toda la séptima.

Después hubo municipios que con el cambio de gobierno tomaron decisiones no solo de desjerarquizar, sino de desarmar esas áreas y hasta abocar los recursos humanos a otras áreas.

Es complejo porque es volver a retomar ese trabajo con posiciones políticas bastante más duras en este contexto. Cuando iniciamos allá en el 2020 no había grandes resistencias a que era una necesidad el armado de estos equipos y ahora nos encontramos con posicionamientos donde es muy difícil la articulación.

¿Qué impacto tiene en el territorio el cierre por parte del gobierno nacional, por ejemplo, de la subsecretaría de Protección Contra la Violencia de Género?


El primer impacto es el mensaje político y simbólico sobre esa decisión. Tiene que ver con esto, con que ahora está habilitado el posicionamiento político de que un área de género no es necesaria en un municipio. Nadie se esconde para decirlo, nadie se pone colorado al decirlo. Posteriormente el impacto es que se desarticula o se rompe la red que se crea en los territorios, al faltar uno de los actores más importantes como es el Ejecutivo municipal se empieza a romper esa red.

Después a mi entender uno de los flagelos más grandes de este gobierno nacional es haber dado de baja de manera abrupta y sin ningún tipo de explicación el Programa Acompañar. Era un recurso fundamental, el 95% del presupuesto del Ministerio de Nación estaba abocado a este programa. Este recurso de la transferencia económica directa a las mujeres no existe creo que en Latinoamérica.

¿Hubo repercusiones en las mujeres y disidencias beneficiarias de este programa?


De un momento para otro se cerró la plataforma y no hay manera de saber qué sucede ni con las personas que fueron cargadas a este ese día, ni con algunas que no cobraron, otras que están empezando a dejar de cobrar ahora. Algo absolutamente cruel.

No nos encontramos con un reclamo directo, creo que al estar tan cerca de las compañeras, de quienes recibían el programa, logramos anticiparnos, decir ‘bueno, esto puede llegar a suceder”.

También al momento del cierre del Ministerio de Mujeres de Nación también me llamó mucho la atención que no se haya generado algo más. Creo que es un signo de época y en mi caso me hago cargo de que quizás no logramos llegar con esta política pública a constituirla como un derecho.

¿Desde lo discursivo puede haber impacto en el no reclamo? ¿Hablar de “planeros” y “planeras” puede haber generado que una persona no se sienta con el derecho a reclamar esta política?


Yo creo que sí, que lo discursivo impacta. Ahora, pensándolo con vos también me doy cuenta que cuando se dan de baja de forma masiva muchos Potenciar, tampoco hubo una gran reacción de los beneficiarios.

Es tan grande la estigmatización sobre estos programas y sobres las mujeres y las disidencias que efectivamente son programas dirigidos a personas en situaciones de violencia y la revictimización para reclamar un derecho como estos.

¿En Olavarría cuáles son las principales demandas en este contexto de crisis?


Ya nos lo venían adelantando las compañeras de las organizaciones sociales cuando hablamos a principio de año pensando en el 8 de marzo, ellas nos plantearon que la consigna del feminismo tenía que ser que la urgencia son las ollas.

Si bien hay un recrudecimiento, la urgencia hoy de las mujeres y disidencias que se acercan a las instituciones tiene que ver con lo económico. Donde se achica la cuestión económica, las primeras que empezamos a perder somos nosotras.

Yo creo que quizá todavía falta un poquito más para que empecemos a ver el impacto del recrudecimiento de la violencia. Si, está sucediendo en términos simbólicos, un recrudecimiento que está habilitado en los espacios públicos para las expresiones violentas.

¿Sentís un retroceso en este tema?


Cuando tuvimos una de las primeras reuniones con la Ministra para planificar el laburo este año una de las cuestiones que les expresé era la sensación es la de volver a estar en el 2020. Es como volver ahí cuando creíamos que ya estaba saldado, ya estaba avanzado.


Necesitamos volver a encontrarnos, volver a discutir, encontrar nuestras consignas, recuperar este movimiento, esta marea que supimos ser, porque necesitamos conducir de alguna manera este momento tan caótico y cruel que estamos viviendo y quienes mejores que las mujeres y las disidencias para mostrar un poco cuál puede ser el camino.