Dos años de prisión en suspenso para una exjueza de Tandil por hechos de corrupción
Mabel Balbina Berkunsky, de 75 años y ya retirada de la función pública, fue condenada en un juicio abreviado. Utilizaba un vehículo oficial y a trabajadores a su cargo para diferentes tareas “en provecho propio”.
A través de un decreto firmado por ella, el 27 de septiembre de 2017 María Eugenia Vidal -por entonces Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires- aceptó la renuncia que había presentado Mabel Balbina Berkunsky para acogerse al beneficio de la jubilación. Hasta ese momento era la titular del Juzgado de Garantías del Joven del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de Tandil, perteneciente al Departamento Judicial Azul.
Durante su mandato, se convirtió en la autora de varios episodios de corrupción por los cuales el jueves que pasó fue condenada a dos años de prisión de ejecución condicional.
El fallo llegó tras un juicio abreviado ante el Tribunal Oral en lo Criminal número 2 de Azul donde actuó la jueza Inés Olmedo que además impuso una “inhabilitación absoluta perpetua” para ejercer cargos públicos. En el proceso judicial intervinieron el fiscal Marcelo Fernández y el defensor Oficial Gustavo Emiliozzi.
Berkunsky, de 75 años, fue declarada autora de cuatro hechos de peculado de bienes y servicios, los cuales cometiera “en concurso real de acciones” durante los años 2015 y 2016 “en perjuicio del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires”, según puede leerse en lo resuelto.
Cuatro hechos de “peculado”
La Jueza Olmedo concluyó que fueron cuatro hechos de peculado que la acusada cometió mientras en Tandil mientras estaba a cargo del Juzgado de Garantías del Joven.
En el fallo se menciona que Berkunsky, “en horario laboral, empleó en provecho propio los servicios” de uno de los empleados judiciales que tenía en aquella época a su cargo. Y que en carácter de tal, a ese trabajador le hizo trasladar en un vehículo oficial -un utilitario Renault Kangoo que estaba asignado al Juzgado que ella conducía- “un aparato de microondas”, propiedad de la por entonces magistrada, a un taller de electrodomésticos para que fuera reparado.
En el fallo se señala que otro de los hechos ocurrió un día sábado, sin que haya podido precisarse con exactitud si fue a fines de 2015 o a principios del año siguiente. Berkunsky “empleó los servicios” del mismo trabajador para que “fuera del horario laboral” y “con fines de provecho propio”, utilizara el utilitario oficial asignado al Juzgado de Garantías del Joven a cargo de ella para que hiciera una mudanza de muebles “en favor” de su hija. Concretamente, desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a la de Tandil.
Al mencionado empleado del Juzgado de Garantías del Joven y a otro más, en el marco del tercero de los hechos por los que fue condenada, Berkunsky les hacía hacer “trámites particulares” de ella. Y también durante los años 2015 y 2016, en ese contexto irregular ambos trabajadores del Poder Judicial solían “pagar servicios domésticos”, iban a una obra social “a retirar bonos de atención médica” para la por entonces Jueza y hasta se encargaron de inscribir a su hija “en cursos de idiomas” que se dictaban en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
El cuarto de los hechos por los que la abogada fue condenada también sucedido entre los años 2015 y 2016. Implicó que “en horario laboral” empleara en reiteradas ocasiones a personal que estaba a su cargo en la Mesa de Entradas del Juzgado. En ese caso, “para que mensualmente se encargaran de la tarea de recibir el cobro a los inquilinos de sus propiedades”.
Esas personas, algo que al parecer era habitual, concurrían a la sede del Juzgado de Garantías del Joven de Tandil para pagarle los alquileres a Berkunsky. Y eran los empleados que ella tenía a su cargo en su carácter de funcionaria pública quienes se encargaban de “gestionar el cobro y entregar los recibos correspondientes”.
“Tareas para su propio provecho”
Diferentes versiones de testigos incorporadas a lo que fue la tramitación de este sumario penal sirvieron para dar por demostrada su autoría en los hechos mencionados.
Además de la instrucción de esa causa, una vez denunciada a Berkunsky se le iniciaron actuaciones administrativas desde la Subsecretaria de Control Disciplinario de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
“Se encuentra plenamente acreditado que la encartada era funcionaria pública al momento de los hechos, teniendo bajo su cargo la custodia y administración del auto oficial que le fuera otorgado por el Poder Judicial Provincial en virtud de su función como Magistrada”, concluyó la jueza Olmedo en lo resuelto. “Asimismo en reiteradas oportunidades empleó al personal judicial para efectuar tareas para su propio provecho” expresó la jueza Olmedo para enumerar los delitos imputados.
A modo de conclusión sostuvo que “entiendo que ha quedado demostrada la materialidad delictiva y la participación responsable de la acusada Mabel Balbina Berkunsky, de acuerdo a la imputación que oportunamente formulara el Ministerio Público Fiscal, acreditándose las conductas típicas enrostradas de Peculado de Bienes -con relación al primero de los hechos mencionados- y Peculado de Servicios” en los demás episodios señalados.
La condena
Tal como sucede con personas imputadas que son condenadas a penas de prisión en suspenso, a la abogada tandilense le fueron fijadas también diferentes obligaciones, las cuales ahora debe cumplir por el término de dos años para que no le sea revocada la condicionalidad de la pena dictada en este proceso abreviado.
De esa manera, tiene que “fijar residencia y someterse al cuidado del Patronato de Liberados”, pauta de conducta que debe realizar “una vez cada tres meses”. Además, no puede cometer “nuevos delitos”.
Al momento de imponer la sanción, se tuvo en cuenta que la acusada no registra antecedentes penales.
Fuente: Diario El Tiempo
Foto: El Eco