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Seguridad vial: Desafíos urbanos del ahora (Parte 1)

¿Cuáles son los desafíos para las ciudades como Olavarría? En plena campaña, cinco ejes para pensar las problemáticas del presente para tener una mejor ciudad a futuro.


Por Marcos Pascua // Especial para Central de Noticias 

 

Estamos a poco más de dos semanas de las PASO, en estos días vemos precandidatos y precandidatas en las calles, en los medios tradicionales y en las redes sociales, en algunos casos con spots para hacerse conocidos/as y en otros casos dejan entrever algunas de sus propuestas a materializar en caso de ganar las elecciones.

 

Desde este lugar intentaremos plantear algunos de los principales desafíos de las ciudades a futuro y claro que Olavarría como tal no es la excepción. Tal vez algún precandidato/ta aproveche a tomar nota. Se plantearán en una serie de columnas, cinco ejes definidos en forma totalmente arbitraria que apuntan a pensar esas ciudades del futuro que resuelvan los problemas que tienen las ciudades del presente. ¿Empezamos?

 

Los desafíos del ahora

 

Si venís siguiendo las columnas desde un principio te imaginarás cuáles son los problemas que tienen las ciudades, pero si es la primera vez que llegaste no te preocupes, acá voy con una breve descripción de los mismos:

 

  • Seguridad vial;
  • Cambio climático;
  • Desigualdad;
  • Envejecimiento de la población;
  • Perspectiva de género;
  • Plataformas digitales.

¿Por qué estos desafíos?

 

Seguridad vial: exceso de velocidad, falta de controles, calles de grandes dimensiones, falta de formación. No solo los siniestros viales de gravedad se producen en la zona rural, hoy el 50% de los siniestros viales que se producen en nuestro país, se producen en las ciudades. El entramado urbano fue pensado para moverse rápido en vehículos privados motorizados y estamos sufriendo sus consecuencias. Si querés ampliar un poquito más sobre este tema, podés hacerlo acá.

 

Cambio climático: el cambio climático ya dejó de ser ese horizonte lejano para el cual nos preparamos, sino que algunas de sus consecuencias ya las estamos viendo hoy: olas de calor, sequías, plagas, entre otras cosas. Una de las principales causas del cambio climático es el transporte, es decir cómo nos movemos. En este sentido permítanme descreer del futuro que nos promete el automóvil eléctrico. Creo que las ciudades deberán apostar por mejorar las condiciones de infraestructura para las movilidades activas (ciclistas y peatones). También deberán pensar a favor de un transporte público eficiente compuesto de flotas con vehículos eléctricos, aportando subsidios a la inversión que esto requiere, desalentando en forma gradual el uso del vehículo privado a combustión. Además, desalentar el uso de vehículos privados será un beneficio en términos de seguridad vial. Algo más podés leer acá.

 

Desigualdad: también hemos visto que en pleno siglo XXI hay personas que no pueden contar con un hábitat digno; viven en construcciones precarias, sin acceso a servicios básicos, sin seguridad habitacional y a la espera de decisiones estatales que en la mayoría de los casos priorizan la especulación inmobiliaria y la creación de tierra ociosa en lugar de desarrollos de viviendas sociales. En este sentido será necesario pensar políticas públicas de captura de plusvalías, impuestos a la tierra ociosa y la conformación y gestión de un banco de tierras. De esto podés ampliar acá.

 

Envejecimiento de la población: el envejecimiento de la población, las bajas tasas de natalidad y el aumento en la esperanza de vida desafían a la ciudad a pensar en cómo agregarle calidad de vida a esos años de vida que la ciencia nos regaló. El diseño de las ciudades excluye a las personas mayores y muchas veces con pequeños cambios pueden hacer que se sientan incluidas. Por supuesto, una ciudad que incluya a este rango etario, incluirá a todos los demás. Si querés seguir leyendo sobre este punto, podés hacerlo acá.

 

Ciudades con perspectiva de género: como hemos visto, las ciudades han sido pensadas por hombres y para hombres. Por eso es necesario incluir en el diseño de la ciudad no solo a mujeres, sino también a minorías sexuales: qué piensan, cómo se sienten cuando caminan por la calle y cuáles son sus demandas.

 

Plataformas digitales: no solo las plataformas digitales de delivery han cambiado la lógica de la movilidad, también lo han hecho las aplicaciones de transporte de pasajeros, las de navegación, el comercio eléctrico, el trabajo remoto. Vivimos en ciudades donde lo más importante es el tiempo y esto aumenta las condiciones de inseguridad y precariedad laboral en las que un sector de la sociedad se encuentra. Trabajar en regulaciones, en convenios de acceso a la información y en adaptaciones de la infraestructura será necesario en este mundo digital.

 

Seguridad vial

 

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) cada año se pierden en el mundo aproximadamente 1.250.000 vidas como consecuencia de los siniestros viales. Además, entre 20 y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales y, a su vez, una proporción de estos queda con alguna forma de discapacidad permanente. Las muertes por siniestros viales se ubican entre las 10 principales causas de muerte en el mundo.

 

Si vamos al caso de Argentina, las muertes por siniestros viales se ubican como la 4° causa de fallecimientos, pero en el rango etario de entre 15 a 34 años representa el primero (Ministerio de Salud de la Nación).

 

En nuestro país depende de las estadísticas que encuentres, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (organismo oficial) en 2022 se produjeron 3415 siniestros fatales que dejaron 3828 víctimas fatales. Si nos pidieran definir un perfil de la víctima promedio en Argentina, hablaríamos de varones de entre 15 a 34 años conduciendo una moto o un auto.

 

Por otro lado, la ONG Luchemos x la Vida quienes realizan su propio relevamiento, habla de que el año pasado fallecieron alrededor de 6184 víctimas fatales, dejando un promedio diario de 17 personas fallecidas por día.

 

En el caso de nuestra ciudad, hasta el momento no ha sido publicado el informe de siniestralidad de 2022.

 

Ejes de trabajo

 

La seguridad vial debe ser abordada desde distintos enfoques, no existe una única medida que mejore la situación de un día para el otro y tampoco existen soluciones homogéneas. En este sentido se debe elaborar un plan a largo plazo abordado en forma multidisciplinaria. Las medidas se podrían abarcar en cuatro ejes:

 

  • Educación y legislación;
  • Controles;
  • Infraestructura;
  • Tecnología.

 

Educación y legislación: en cuanto a la educación, las acciones son aisladas y a cuenta gotas. Generalmente las acciones decantan en charlas de seguridad vial previas a obtener el carnet, alguna recorrida por instituciones educativas y no mucho más. Se delega la formación en privados o como sucede en muchos casos, en familiares o amigos/as que son los encargados de enseñar a manejar un auto para poder obtener el carnet. Esta situación deriva en que los flamantes conductores/as terminen aprendiendo luego de obtener la licencia, en este caso aplica la frase “la práctica hace al maestro”, pero habilitar personas sin que estén lo suficientemente formadas implica un gran riesgo. La legislación también es un punto importante, por ejemplo, en nuestro país la velocidad máxima a la que se puede circular es a 130 km/h (autopistas), pero en el mercado se comercializan autos que pueden alcanzar velocidades mucho más altas. Y me refiero a la velocidad porque es uno de los puntos más importantes a trabajar, ya que la mayoría de los siniestros viales encuentran su causa en la velocidad de circulación. También desde la legislación se pueden establecer velocidades máximas de circulación con el objetivo de garantizar seguridad a todos/as los usuarios de la vía pública, sin ir más lejos, en nuestra ciudad se presentó un proyecto de ordenanza que para reducir la velocidad de circulación que no fue tratado. Si te quedaste con ganas de más, acá y acá te dejo para que leas.

 

 

Controles: parte fundamental. Podemos contar con la mejor legislación, pero sin los controles necesarios, no servirá de nada. Para esto es importante contar con estadística pública de calidad, que nos permita saber las causas de los siniestros para poder orientar los controles. Un ejemplo que suelo dar muy a menudo es que, si la principal causa de los siniestros viales es la velocidad, deberíamos tener mayor cantidad de controles sobre eso y tal vez no tantos controles sobre documentación. Si querés ampliar, por supuesto que acá tenés más info.

 

Infraestructura: en este punto no hago referencia solamente a obras viales de gran porte, sino más bien a pequeñas obras que puedan ayudar a una reducción de la velocidad de circulación. Estrechar carriles, elevar pasos peatonales, ciclovías, estacionamientos para bicicletas, áreas peatonales, entre otras. En este sentido, Olavarría tiene un gran potencial, ya que cuenta con calles anchas que permitirían avanzar con obras de infraestructura para que usuarios de la vía pública puedan convivir sin ningún tipo de problema. Si querés saber un poco más, otro link acá.

 

Tecnología: no solo podemos usar la tecnología para controlar, cámaras, radares, entre otras. También la tecnología puede ser una gran aliada para obtener información de viajes, recorridos, zonas de mayor concentración, horarios pico y crear una ciudad flexible que pueda adaptarse a la demanda de quienes la habitan. Si, a esta altura ya sabés que te voy a decir. Más info, acá.

 

Cambio climático

 

Este enfoque tal vez sea el más conocido y también uno de los más importantes. El transporte es uno de los mayores emisores de gases que producen el efecto invernadero, claro está, con los automóviles privados motorizados a la cabeza. Además, es cada vez más difícil para las petroleras avanzar en nuevas explotaciones debido al impacto que esto genera en materia ambiental (aunque es algo que mucho no les importa) y por la presión social que existe al querer encarar este tipo de proyectos. Sin ir más lejos, aunque parece que este año comenzaría, la explotación off shore en nuestro país fue causa de diversas protestas, sobre todo en las ciudades de la costa atlántica.

 

Es difícil pensar en un futuro con los automóviles a combustión interna, de hecho, la transición hacia lo eléctrico ya comenzó, pero, además, contar con ellos será cada vez más costoso. Los gobiernos, un poco por convicción, (otro poco por presiones externas) comenzarán a aplicar cada vez más impuestos a quienes deseen utilizar este tipo de vehículos. Las ciudades, empezarán a mostrarse cada vez menos amables con este tipo de transporte. En un futuro no será tan cómodo moverse con un automóvil privado motorizado como sucede hoy.

 

Y si bien la movilidad eléctrica está avanzando a pasos agigantados, es una solución que vino a salvar a las empresas automotrices, pero me permito dudar si es ese futuro prometedor que nos ofrece hoy. Principalmente por dos motivos, uno la minería y otro la composición de la matriz energética de nuestro país. Además, por más eléctricos que sean los autos, siguen siendo autos, y seguirán generando los problemas de congestión y siniestralidad que tenemos hoy. Si querés, acá podés ampliar un poquito más sobre este tema.

 

Las ciudades de mediana escala como Olavarría, con proyección de crecimiento, tienen la oportunidad de comenzar a prepararse para las demandas que generará el transporte, donde la movilidad activa y colectiva recobrará un papel importantísimo.

 

 

Para eso, es necesario pensar en una Olavarría que integre a las bicicletas y a la micromovilidad de forma segura, con una red de ciclovías que conecte los diferentes puntos de la ciudad en función del uso del suelo. Este tipo de movilidad, de muy bajo impacto (no existe movilidad de nulo impacto ambiental) será clave para alcanzar las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso deben existir políticas públicas que fomenten esta transición, esquemas de subsidios, beneficios, reducción de impuestos, infraestructura, educación.

 

También será necesario una ciudad que apueste a un sistema de transporte público de calidad, que a través de un convenio con plataformas digitales brinde información en tiempo real del recorrido de las diferentes unidades, con refugios iluminados, seguros y que protejan a usuarios de las cuestiones climáticas. Con infraestructura que acompañe el servicio, carriles exclusivos transitorios en las zonas de mayor afluencia, intercambiadores (como el que se prometió hace unos años) que mejoren la experiencia de las y los usuarios. En este punto es donde sí será importante contar con unidades eléctricas, ya que el transporte colectivo permite ahorrar espacio en las calles, transporta a muchas personas al mismo tiempo y si es eléctrico, con un muy bajo impacto ambiental. Un golazo.

 

Finalmente, desalentar el uso del automóvil privado también será un punto importante a trabajar. Con infraestructura que haga que acceder a esos lugares de mayor afluencia sea cada vez más difícil, que haga pensar dos veces a los y las ciudadanas antes de salir de su casa, si realmente vale la pena sacar el auto o no. Y en tal caso, hacer la transición a automóviles eléctricos, pero racionalizando su uso. No se puede seguir usando el auto para todo.

 

Ciclovías, áreas peatonales, supermanzanas, pasos peatonales elevados, restricciones a la circulación en automóvil en ciertas zonas de manera permanente o transitoria, áreas de arbolado público, son medidas que deberán conjugarse en un futuro para atender las demandas mencionadas.

 

Hasta acá, hoy, donde en forma concisa (o no tanto), pero espero que entendible, describí dos de los desafíos de las ciudades, la seguridad vial y el cambio climático, que, sin duda, avanzar en uno, indirectamente ayudará a cumplir las metas del otro.

 

Nos volvemos a encontrar en unos días, donde seguiremos avanzando en estos desafíos que tenemos para construir las ciudades del futuro.