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Jóvenes privados de libertad elaboraron y donaron almohadones a una escuela de Olavarría

La experiencia se desarrolló en la Unidad 2 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en el marco del programa “Más Trabajo, Menos Reincidencia”.


Jóvenes privados de libertad de una cárcel bonaerense de Sierra Chica fabricaron y donaron almohadones con material reciclado para un establecimiento educativo de Olavarría.

 

La experiencia se desarrolló en la Unidad 2 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en el marco del programa “Más Trabajo, Menos Reincidencia”, que impulsa el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires.

 

Se trata de una iniciativa coordinada por el equipo del Programa Integral de Asistencia y Tratamiento para Jóvenes y Adultos (PIATJA) que trabaja desde hace dos años con el objetivo de acompañar a los internos entre 18 y 21 años.

 

 

Días atrás, la directora y vicedirectora del nivel inicial de la Escuela Fray Mamerto Esquiú, Alexia Mentasti y Mirta Barragán, recibieron la donación de almohadones que fueron confeccionados en el marco del taller de tapicería que realizan los internos. El material utilizado, principalmente retazos y telas recicladas, fue provisto por el personal de la Unidad 2 y del Programa.

 

El equipo PIATJA está integrado por la psicóloga y coordinadora técnica Julieta Videla, el profesor de educación física Daniel Penovi y el psicopedagogo Gastón Tolosa. Los profesionales destacaron la dedicación que los jóvenes privados de libertad pusieron en la producción textil, además de la “necesidad de establecer y reforzar lazos con otras instituciones, con el objetivo llevar adelante proyectos similares ya que resulta una gran motivación saber que sus esfuerzos y conocimientos aplicados en el taller de tapicería, son disfrutados por niños y niñas”.

 

“Es un gran proyecto y un compromiso enorme del equipo que trabaja día a día en el PIATJA, intentar que estos jóvenes adquieran un oficio y visualicen que, con sus acciones, ayudan a niños en situación de vulnerabilidad. Es un compromiso ético y profesional del equipo de trabajo, nuestra intención es seguir creciendo y generando estas acciones para la comunidad, donde se unen dos pilares: aprendizaje y solidaridad”, destacó Julieta Videla.