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Hoy, no mañana

Separar los compostables y/o compostar en el hogar: una columna para tomar decisiones.


Que compostar es sucio, atrae moscas, roedores o provoca mal olor es un mito. Si la separación en origen del material compostable está bien realizada y el proceso tiene un mínimo control, es imposible que esas situaciones desagradables se presenten. Lo que sucede es que asociamos el proceso de compostaje al proceso de putrefacción de la basura. Y no es así. Para nada.

 

Lo que sí es verdad es que compostar es un acto de amor y gratitud. Un buen proceso de compostaje es una belleza de la que nadie debería privarse. Experimentar los distintos estados de maduración del proceso es bastante parecido a ver cómo cambia la flora y la fauna a lo largo de las estaciones del año.

 

Encontramos distintos colores, texturas, perfumes. Hasta la humedad cambia. Incluso en el acto de acopiar compostables durante una semana para sacarlos en el día indicado de recolección, como propone el calendario GIRO, podemos maravillarnos con la verdad de que no larga olor, ni se pudre, ni aparecen bichos. Al contrario, es una mezcla limpia, colorida, llena de rastros de nuestros alimentos y de aquello que la tierra nos da sin pedir nada a cambio. Deberían venir a ver la sonrisa con la que los olavarrienses traen sus compostables al Giromóvil (que cada vez son más: llegamos a triplicar lo que recolectamos en cada edición).

 

 

En nuestra ciudad, los orgánicos compostables representan casi la mitad (sí, el 45%) de los residuos sólidos urbanos que se disponen en el relleno sanitario. Al compostar, logramos atacar varios problemas en un solo esfuerzo: disminuimos la cantidad de material enterrado, la emisión de gases de efecto invernadero, prevenimos inundaciones al mejorar la estructura del suelo y aumentar notablemente su capacidad de retención de agua. De yapa: al reponer nutrientes a la tierra, también la enriquece y la vuelve más fértil. Compostar también nos conecta con los ciclos de la naturaleza, que en nuestras sociedades digitalizadas es un montón, porque se trata de recuperar poco a poco una conexión vital y amorosa para nuestra especie.

 

Hoy, en Olavarría, podemos compostar en casa, podemos disponer los residuos compostables de acuerdo al calendario de recolección GIRO en los barrios piloto o traerlos al Giromóvil. Si elegimos compostar en casa, tenemos recursos y talleres para acompañar el aprendizaje de cada uno de los hogares que se sume a nuestra propuesta. Si, en cambio, decidimos separar los compostables para la Planta de Compostaje, también tenemos una guía de separación y organización para el hogar.

 

 

 

No hay excusas, estamos decididos a acompañarlos a todos por igual en su decisión. Y este es el momento de tomarla: ¿seguimos el camino del derroche o tomamos el de la circularidad? No esperemos a que la cosa no dé para más. El camino de la circularidad ofrece un manto de alivio, podemos devolverle a la tierra lo que es de ella y ayudarla a mitigar todo el daño. Es un saber popular: “Nada se pierde, todo se transforma”. Compostemos, sigamos la circularidad de la tierra. Compostar es un acto de amor.