¿Por qué apostamos por la separación de residuos?
El martes 2 de agosto, 12 integrantes del equipo GIRO nos convertimos -por una noche- en recolectores de residuos reciclables. Como parte de nuestra metodología de trabajo, cuando tenemos una duda o inquietud, experimentamos.
Para darle un GIRO a nuestros residuos tenemos que estar todos comprometidos. No es solamente una frase linda y con gancho, es una verdad. A diferencia de otros servicios públicos, el óptimo funcionamiento de la recolección de residuos depende de que cada uno de nosotros haga su parte con responsabilidad y conciencia ciudadana. Una ciudad más limpia y sustentable no se logra sola, requiere un cambio de paradigma y un compromiso cotidiano que nos reeduque y nos haga reaprender hábitos profundamente arraigados en nuestra comunidad.
El cambio de servicio de recolección de basura a recolección de residuos diferenciados en tres corrientes es pronunciado y la curva de aprendizaje puede ser engorrosa en los primeros días; sin embargo, este esfuerzo es necesario en cada uno de nuestros hogares y comercios. En esta columna hoy, queremos explicar por qué.
A lo largo de los dos primeros años de trabajo en las zonas de Prueba Piloto nos preguntamos cada semana cómo sería la recolección de residuos reciclables y compostables si no se contaminaran con la basura que aún siguen disponiendo los hogares y comercios que no se deciden a participar de la separación.
Los problemas de sacar basura en los días de recolección de reciclables y compostables son muchos y variados, entre los más importantes se destacan: la contaminación de los materiales -que impiden su reciclaje o compostaje-, las peores condiciones de trabajo tanto para los recolectores como para los trabajadores de la Planta de Clasificación -que deben manipular basura cada vez que el camión descarga los residuos mezclados- y el desaprovechamiento de los recursos públicos destinados a la recolección diferenciada y la dificultad que le genera a los monitores de GIRO (más adelante van a entender de que se trata).
Recolectores por una noche: planificar para no entorpecer
El experimento comenzó varias semanas antes con su diseño y planificación: ¿Cómo lo vamos a hacer? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué necesitamos para hacerlo? Nos reunimos varias veces, muchas horas y, entre post-its, mapas, pizarras y fibrones de colores definimos las rutas y la modalidad de recolección.
Como se imaginarán, ninguno de nosotros es chofer ni colero de un camión recolector, pero en todo este tiempo de trabajo sostenido y codo a codo junto a ellos, algo aprendimos: conocimos sus rutas, su velocidad de recolección, sus conocimientos de cada cuadra y cada hogar. También entendimos que no debemos entorpecerlos con nuestros experimentos (en realidad, a nadie le gusta ser entorpecido en sus tareas). Por eso, a esta iniciativa, teníamos que realizarla dentro de un horario especifico y delimitado, la recolección debía llevarse a cabo entre las 20 y las 21 horas, ni más ni menos, antes de que el camión saliera a hacer su ruta habitual. No somos profesionales en la materia, así que levantar los reciclables de 500 hogares en menos de una hora implicaba un desafío enorme. Sin contar que además de recolectar, primero teníamos que “monitorear” los materiales.
El monitoreo es una práctica que realizamos en las zonas Piloto. De hecho, nos pueden haber visto haciéndola. Consiste en contabilizar la cantidad de hogares y comercios que sacaron residuos en determinado día e identificar el tipo de material que dispusieron. De esta manera, sabemos cuál es el porcentaje de los hogares que participan en la separación. Ahora bien, según nuestra estrategia, monitorear las 18 manzanas que comprenden los 500 hogares de San Vicente ubicados entre Lavalle – Pueyrredón – Del Valle y Rivadavia, debía ocuparnos solo unos 20 minutos, porque el tiempo restante tenía que ser utilizado en la recolección. Así, nos dividimos en corredores y monitores y a medida que cada uno finalizaba su monitoreo, podía unirse -dependiendo de su estado físico- a quienes corrían para ayudar en la recolección.
Vislumbrar el éxito de la planificación
Cuando comenzó la acción, la adrenalina fue tal que el monitoreo nos llevó menos de lo esperado. Esto nos dio más tiempo para levantar los reciclables entre más personas. A la par de quienes corríamos, un compañero manejaba la camioneta y otra compañera iba dictando la ruta que habíamos grabado en el GPS. La camioneta estaba especialmente preparada para la ocasión con un carro que días antes había sido acondicionado. Nada fue improvisado (o casi nada). Nos aseguramos de identificarnos y protegernos con chalecos refractarios, guantes de seguridad y linternas. Nos preparamos mental, física y espiritualmente. La noche era fría y húmeda, hasta que nos lanzamos a correr y entramos en calor.
La emoción y la euforia al ver la cantidad y la calidad del material que tirábamos en el carro invadieron nuestros sentidos, para este entonces dos compañeros más se habían sumado a la aventura, ahora éramos 12. Cerca de las 9 de la noche nos cruzamos con el camión recolector, esto significaba que teníamos que terminar pronto para no estorbar. Así lo hicimos: “¡Qué divertido!”, “¡Qué bien me sentí bien físicamente!”, “¡El camión nos pisaba los talones!”, “¡Llenamos el carro!”, eran algunas de las frases que se escuchaban cuando terminamos.
Nos alentamos, nos acompañamos y nos maravillamos con los resultados obtenidos: 350kg de reciclables perfectamente separados, limpios y secos, en 500 hogares.
A simple vista el experimento confirmaba nuestras hipótesis: si no se sacara basura en los días de reciclables, podríamos recuperar aproximadamente 1600kg de material por semana entre todos los pilotos. Además, si participaran todos los hogares y comercios, esa cifra podría -al menos- hasta duplicarse.
Al contrario, si el cambio de hábito no ocurre, gran parte de ese material se recolecta contaminado y perjudica las condiciones de trabajo de recolectores, trabajadores y monitores. Por eso sabemos que una ciudad sustentable no se logra sola.
Equipo GIRO.