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El metro patrón de las ciudades

Ciudades para automóviles, ciudadanos que se adaptan. Diseños inclusivos, ciudades  del futuro, ideas que fomenten la integración real.


Por Marcos Pascua

 

Alguna vez te pusiste a pensar, mientras recorrías tu ciudad, por qué a algunas personas les resulta más cómodo moverse en ellas, o por qué algunos lugares están más iluminados que otros o tienen una mejor accesibilidad. ¿Cómo está pensado esto?, ¿cuál es su patrón de diseño? y ¿qué lugar les da la ciudad a las personas mayores?

Te invito a que cuando salgas por tu ciudad prestes atención a los diferentes grupos etarios que se mueven y veas que tan fácil o que tan difícil les resulta circular en una ciudad, o, en otras palabras, qué tan cómodo es para algunas personas y por qué no es tan cómodo para otras.

 

En varias columnas hemos hablado de que las ciudades fueron diseñadas para los automóviles, ellos ocupan el 80% del espacio público y son beneficiados por inversiones millonarias, en ese contexto, el resto de los usuarios de la vía pública se adaptan, muchas veces circulando en menores condiciones de seguridad y con menor accesibilidad.

 

Algo similar pasa con las personas, concretamente con los grupos etarios, ya que no todos pueden acceder de la misma manera a la ciudad, veamos un poco cuál es el motivo.

 

¿Cómo se pensaron las ciudades?

 

La ciudad fue pensada siguiendo un patrón, algo así como esa varilla de hierro que fue utilizada como estándar para la construcción de todas las otras medidas de longitud del sistema métrico que se encuentra en el Conservatorio de Artes y Oficios de París, varilla que comúnmente conocemos por metro patrón.

 

El urbanismo también tuvo su metro patrón para pensar las ciudades y como muchas de ellas se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX, en plena revolución industrial, cuando eran los hombres quienes salían a trabajar mientras las mujeres se quedaban en casa realizando labores domésticas, su metro patrón fueron los hombres de mediana edad, productivos y que tenían auto, por eso hoy tenemos modelos de ciudad donde se privilegia el auto y donde no existe la perspectiva de género.

 

Esto se debe también a que las ciudades fueron diseñadas por hombres, en definitiva, tenemos ciudades diseñadas por hombres y para hombres, por eso hoy se habla del concepto de ciudades con perspectiva de género.

¡Alerta spoiler!, ese será tema de otra columna.

 

Toda esta introducción sirve para comenzar a entender porque las ciudades no son igualmente accesibles para todas las personas, las infancias, las personas mayores, las personas con discapacidad, adolescentes, las minorías sexuales, no acceden de la misma manera a la ciudad que sí puede hacerlo el hombre heterosexual de mediana edad, productivo y con auto.

 

Y si bien es algo que de a poco está cambiando, en general, las mujeres tampoco acceden de la misma manera a la ciudad que los hombres, algo que podemos ver en este estudio publicado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial.

 

El proceso de envejecimiento

 

Según datos de la Organización de la Salud que aquí pueden acceder, se espera que entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años aumentará un 34%. En la actualidad, la cantidad de personas mayores de 60 años o más supera a la cantidad de niños y niñas menores de cinco años y se espera que para 2050 supere también al grupo etario de entre 15 y 24 años de edad. El 65% de estas personas mayores de 60, vivirá en países de ingresos bajos y medianos. Al final de la década 2021-2030, la cifra de personas de +60 habrá aumentado en un 34%, de 1000 millones en 2019 a 1400 millones.

 

 

Teniendo en cuenta estos datos es que la OMS pensó en un programa denominado La década del envejecimiento saludable y esto qué tiene que ver con el diseño de la ciudad.

 

 

La medicina ha logrado que nuestra esperanza de vida sea cada vez mayor, es decir, se ha agregado años de vida, pero no se ha agregado vida a los años y por eso se habla de un envejecimiento saludable. En su plan de desarrollo, la OMS da una serie de pautas para pensar las ciudades en función de las personas mayores y esto tiene que ver con empezar a darle más participación a la hora de pensar políticas públicas en relación con la ciudad, en otras palabras, dejar de usar el metro patrón y ampliar la muestra.

 

Para ser más claro voy con un ejemplo, en ciudades que integran la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, donde se han escuchado sus demandas, hay una que es bastante común y es el estado de las veredas.

 

En general, las personas mayores ya no se mueven en vehículo privado, al menos no en forma autónoma, a veces tienen la posibilidad de contar con un familiar que les oficie de chofer, cuando no, utilizan el transporte público, a veces la bicicleta y en muchos casos caminan, se desplazan a pie.

 

¿Y cuál es su demanda? Mejorar el estado de las veredas y dejarlas libras de obstáculos, tema del que hablamos hace 15 días acá. Es común escuchar noticias de personas mayores que se tropiezan y se caen por el estado de las veredas, como pasó en San Pedro o La Rioja y tal vez vos conozcas algún otro caso.

 

 

Seguramente te tocó ayudar a cruzar la calle a una persona mayor o viste lo difícil que se les hace cruzar en muchos casos, situación que se complejiza si se mueve con un bastón, por ejemplo. También se les hace muy difícil cruzar en avenidas o en el caso particular de Olavarría, en las rotondas y esto porque como venimos hablando hasta acá, las ciudades no están pensadas para ellos.

 

Otra cuestión que es muy común es la falta de espacios de encuentro ya que en general la ciudad no es un lugar que se preste al encuentro y los centros urbanos en particular se pensaron como centros de consumo, por eso escasean los bancos donde sentarse a descansar de una mañana de trámites o donde tomar una pausa a la sombra en una mañana de diciembre o simplemente un lugar donde ver la ciudad pasar. De alguna manera, las supermanzanas comenzaron a suplir esa demanda, algo de lo que hablamos en alguna otra columna.

 

 

 

Un diseño que incluya

 

Para pensar en mejorar las ciudades y adaptarlas a las personas mayores, no que las personas mayores se tengan que adaptar a las ciudades, es necesario incluirlas en la planificación, escuchar sus demandas, formar grupos de debate e intercambio y diseñar políticas públicas en función de los resultados. Esto es lo que propone la OMS a través de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores.

 

La Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores está integrada por 805 ciudades de todo el mundo, entre ellas algunas ciudades argentinas como La Plata, Mendoza y Buenos Aires y trabaja en adaptar los servicios y estructuras físicas para ser más inclusivos y mejorar la calidad de vida de la población cuando esta envejece.

 

Es por esto que es necesario abandonar ese metro patrón con el que se diseñaron las ciudades y empezar a incluir a los otros grupos etarios de una población, escuchar sus demandas, tenerlos en cuenta en la toma de decisiones y en la planificación. Después de todo, una ciudad que amigable con las personas mayores, también lo será con el resto de las personas.

 

Mientras tanto, todas las personas tenemos un rol importante en la construcción de la ciudad y por eso te invito a que recorras las calles de tu comunidad teniendo en cuenta estas cuestiones y que estés atento o atenta a si alguien necesita de tu asistencia, porque como ya sabes bien, no todas las personas accedemos de la misma manera a la ciudad.

 

Nos volvemos a leer en dos semanas.