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Skay en Olavarría: romper el hechizo 25 años después

Con los Fakires, el guitarrista colmó un Maxigimnasio que le dio calor a una noche histórica. Casi como un exorcismo, gritó “¡al fin!” en un repaso por su carrera y con temas redondos que superaron el promedio.


Alexis Grierson / @alexisdechillar 

Del staff de Central de Noticias

 

“En tus muros crecen flores, Olavarría” cantó Skay para un Maxigimnasio del Club Estudiantes que colmó sus instalaciones para un histórico recital con Los Fakires pero, además, en una especie de exorcismo comunitario en el que “se rompió” un hechizo que duró 25 años, del “casi show” de Los Redondos en Olavarría.

 

 

El destino quería que sea así. Un show con mucha personalidad propia, con ese halo místico ricotero en el aire, pero con lo que pudo haber pasado en ese mismo lugar, en 1997. Con referencias sutiles, pero claras, Skay disfrutó el show más allá del amor por la música. Su primer grito “¡Al fin, al fin!” significaba mucho más que poder hacer el show en nuestra ciudad. Era un exorcismo.

 

Público de Olavarría, la región y todo el país llegaron a la ciudad. La convocatoria superó las expectativas de la productora local Morella Producciones, que realizó un muy buen trabajo para que se viva un show musical de primer nivel, plagado de emociones y con las condiciones dadas para que el talento de Los Fakires se luzca.

 

“Yo lo he visto en los andenes…o durmiendo en un vagón” de “Tal vez mañana” fueron los primeros acordes y lo primero que se escuchó de Skay en nuestra ciudad. Ante un calor y una fiesta que hacía mucho tiempo no se veía en Olavarría, el presagio de una noche histórica se sentía en el aire.

 

 

 

Con un público variado aunque colmado (dicho por ellos) de “viejitos y viejitas” que fueron a ver al “Flaco”, en el primer “Por fin” de Skay cayeron en la cuenta del hecho que presenciaban: el guitarrista de Los Redondos, el único que no había llegado a la ciudad después de lo sucedido en 1997, daba un concierto en la ciudad. Obviamente, tras bambalinas, la historia se concretaba con la presencia de “La Negra” Poly, esposa del artista y ex manager de la mítica banda argentina.

 

Un repaso por su carrera solista, con momentos para temas nuevos y de su carrera discográfica, dieron paso al “pogo más grande del mundo” que cinco años después (luego de Indio Solari con los Fundamentalistas del Aire Acondicionado) hicieron vibrar el Maxigimnasio. Tras Jijiji, un pequeño parate para que todos descansen. Era mucho y tan sólo iba una hora de show.

 

 

Tras el regreso, siguió su repaso de temas solistas y para aquellos que nunca vivieron un recital de Skay, la confirmación de que, incluso con sus temas propios, quien estaba en el escenario era “el corazón de Patricio Rey”.

 

“El Síndrome del trapecista”, “Aves migratorias”, “Plumas de cóndor al viento”, “¿Dónde estás?, “El fantasma del quinto piso”, entre otros temas sonaron durante el show que tuvo una duración de dos horas.

 

Tras Jijiji, faltaban los momentos más emotivos -y sin menospreciar la maravillosa carrera solista del guitarrista- del show: el repaso por Los Redondos a su manera, más cruda, más pesada, casi hasta oscura.

 

 

Allí, realizó “Criminal mambo”, “El Pibe de los Astilleros” y “Nuestro amo juega al esclavo”, con un guiño en el medio que hizo delirar a los presentes: el solo de La Bestia Pop. “Vamo’ los Redondos…” se coreó en el Maxi. “Hemos roto el hechizo, gracias Olavarría, por fin se pudo” dijo Skay, movilizado por lo que estaba viviendo. Más allá de su propia felicidad, se denotaba la emoción que tenía por el histórico recital.

 

Hubo doble bis: una versión impecable de “Todo un palo” quizás uno de los mejores temas de la carrera de Los Redondos. El solo de guitarra y la naturalidad de Skay es algo que será muy difícil de borrar de la memoria de los miles de presentes.

 

Para el final se guardó una sorpresa más. “Flores secas” fue el tema que dio por finalizado el show, con un pequeño arreglo en la letra: “En tus muros crecen flores, Olavarría” gritó el flaco, que 25 años después terminó de derribar un muro que ya se había tirado en gran parte, pero no en su totalidad. En la prohibición florecerá la historia, nos permitimos sumar.

 

 

Un show impecable desde la organización, sin complicaciones y en paz. Al fin, flaco, miles de olavarrienses te esperaban. Y esperarán tu regreso.