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Lesa humanidad en el centro bonaerense: con tres testimonios siguió el juicio “La Huerta”

Declaró Miriam Iglesias: “para que las nuevas generaciones sepan, y por los 30mil que no están”.


Por Soledad Restivo para Agencia Comunica

 

El pasado viernes 24 de junio se realizó la décima audiencia del Juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura – cívico militar eclesial – en la región centro de la provincia de Buenos Aires. Durante la jornada se pudieron escuchar tres nuevos testimonios.

 

El testimonio central fue de la historiadora, investigadora y docente de la facultad de ciencias Humanas de la UNICEN, Miriam Iglesias. Relató las circunstancias en las que fue detenida el 20 de diciembre de 1976 cuando estudiaba para un parcial en la casa de su amiga Estela Spinelli, ambas cursaban segundo año de la carrera de historia en la Universidad del Centro. Permaneció detenida-desaparecida durante varios días, sometida a interrogatorios y torturas hasta que fue liberada a pocas cuadras de su domicilio. Le preguntaron por sus estudios, militancia y las reuniones que mantenía con sus amistades.

 

 

Miriam es militante social y política, desde los 15 años forma parte del Partido Justicialista. Por la clase de preguntas que le hicieron, con datos de su vida privada, se dio cuenta que la habían seguido durante meses antes de la detención.

 

Para proteger a sus compañeros y compañeras tomó la estrategia de “hablar y decir poco”. Miriam aseguró que hoy se siente orgullosa de cómo se “manejo” en esa situación extrema. El último, ante la posibilidad de nuevas torturas e interrogaciones, les dijo: “no tengo nada más para decir, si tiene que dar una orden, diga que me maten, como peronista”. Esa noche la liberaron.

 

Cuando llegó a su hogar, su familia la estaba esperando. La habían buscado junto a sus compañeros de la Facultad, hicieron averiguaciones, consultaron sacerdotes y empresarios, consiguieron el dato: llegaría a casa. Sus padres prometieron el silencio, y ella lo guardó.

 

Con el acompañamiento de Petra Marzocca y María del Carmen Silva, muchos años después pudo realizar la denuncia frente al Juez Federal Comparato, en Azul. Miriam celebró la realización de este juicio, tardío, en el que finalmente pudo hablar “para que las nuevas generaciones sepan, y por los 30mil que no están”. Unos treinta pibes y pibas, estudiantes de 6to año de secundaria pudieron vivenciar la audiencia retrasmitida en el Aula Magna de la Unicen.

 

Miriam estuvo presente en la inspección ocular, que se realizó el pasado 5 de mayo, en el CCDyE “La Huerta”. Durante su cautiverio pudo identificar que las paredes del lugar eran “planchones”, similares al material constructivo de la casa en la “La Huerta”. Sin embargo, no puede asegurar que ese sea el lugar de su cautiverio, y eso se ha convertido en un “vacío” para ella.

 

 

Las próximas audiencias están previstas para el 8 y 15 de julio. Este primer tramo, antes de la feria judicial de invierno, contará 12 jornadas de debate y al menos 30 testimonios contundentes que describen claramente como funcionó el circuito del horror desplegado por el terrorismo de estado en nuestras ciudades.

 

Las declaraciones desnudan las complicidades civiles, empresariales, eclesiásticas. Queda claro también los objetivos económicos y sociales del plan represivo sistemático. Trabajadores, estudiantes, militantes, gremialistas, reprimir el reclamo, acallar ideales, imponer silencio, demonizar la política.

 

Los relatos de familiares, hijos e hijas de las víctimas, señalan las marcas, las heridas, hasta donde y cuando se extiende el daño causado.  Pero también hemos escuchado el aspecto reparador que yace en la posibilidad de ser escuchados, el pedido de justicia, por la memoria y para construir una verdad que nos impida repetir la nefasta historia.