El acuerdo paritario de los municipales en un escenario económico que se incendia
Los últimos días de la negociación, el balance con la renuncia del ministro de Economía. el planteo de los adjudicatarios de TUVI y alguna crítica deslizada extraoficialmente contra el empresa desde el Municipio. La escasez de gasoil y su impacto local.
(Este es un resumen del newsletter Volver a las Fuentes, realizado por Josefina Bargas y Alexis Grierson. La versión completa la pueden leer acá).
El acuerdo
Una reunión. “Llamame en un rato”. Otra reunión. “Estamos más cerca, pará que te explico pero si todo sale bien firmamos”. Una nueva reunión. “Se complicó pero no pasa de esta semana, pará que ya hablamos”. Acuerdo. “Bien, ¿no?”. Así podríamos resumir una semana que tuvo absolutamente de todo y que tendrá, finalmente, aumento paritario para los trabajadores municipales.
La semana había arrancado con la tensión como protagonista y la puerta se abrió para que entrara el Ministerio de Trabajo. El Municipio había pedido la conciliación obligatoria, el sindicato había denunciado al Municipio por malas condiciones laborales en el lavadero del Hospital. Hubo reunión en el Ministerio y una determinación: no se puede dictar conciliación cuando no hay paro (el gremio siempre estuvo en estado de alerta y movilización con asambleas permanentes) ni tampoco obligar a los trabajadores a volver a puestos que fueron denunciados por malas condiciones laborales (corroboradas por los inspectores de Trabajo).
Con aires de victoria, hubo una asamblea en el sindicato. Allí, ante todos los delegados de las áreas municipales, se plantó bandera y se explicó lo que pasaba: las diferencias eran grandes, y aún con un aumento los salarios más bajos seguían “en la pobreza”. También hubo un momento para explicitar, otra vez, que los médicos y el sindicato trabajan unidos como prácticamente nunca pasó.
Es más, la intención de mostrar unidad y fuerza fue tal, que Stuppia explicó el tema paritario y no habló más. ¿Lo más fuerte? Lo que dijo el médico y ex secretario de Salud Germán Maroni, quien denunció expresamente lo que era una versión a voces: el Hospital, en tiempos crudos de la pandemia, colapsó. “Dejamos todo para que nadie se quede sin cama, para que a nadie le falte la atención” y habló de destratos del Ejecutivo, en ese sentido. Algunos sectores, mientras escuchaban casos de “destrato”, pidieron endurecer medidas y no descartaron ir al paro.
La post conferencia arrojó, quizás, el corazón de la negociación: se jugaba más que un aumento porcentual en salarios. A la calidad del trabajo, beneficios por temas sindicales y otras cuestiones, el Sindicato innovó con la idea de pensar los incrementos desde la “masa salarial”. ¿Qué significa esto? El Presupuesto estipulado en octubre (y por lo general aprobado en diciembre) del año anterior no contempla varias aristas que hace que crezca y mucho en ingresos.
Para citar un ejemplo, la comuna envió el Presupuesto 2022 en octubre con 8.000 millones de pesos para gastos. La inflación y otros ingresos generan que esa partida sea mucho más importante. Tanto, que se espera que el presupuesto ejecutado para este año sea de 11.000 millones de pesos.
¿Qué tiene que ver esto con las paritarias? Mucho. Un porcentaje del total del presupuesto es la “masa salarial”, es decir, la partida anual de dinero que se destina a sueldos. Si hay inflación, la masa salarial crece. ¿Qué buscaba el Sindicato? Que ese incremento “se reparta” para la comuna y para los trabajadores. De esta forma, según la mirada gremial, “nadie pierde y los empleados le ganan a la inflación”.
Esa misma noche el Ejecutivo dio el siguiente paso y adelantó que al otro día habría nueva oferta. Un poco improvisada la modalidad de presentación y desprolija su exposición al público, la propuesta estuvo. Al principio, nobleza obliga, reinó la confusión. ¿Estaba ofreciendo menos que la oferta anterior? Técnicamente sí. Pero había dos asteriscos que se debía prestar atención. El primero es que la primera oferta era de mayo a abril del 2023 y la segunda de mayo a diciembre; la segunda es que la discusión pasaba al plano de cuándo se reabrían las paritarias, si en noviembre o diciembre. Y la tercera discusión se mantenía: ¿cuánto porcentaje del presupuesto le iba a tocar a los trabajadores?
El escenario se abría y todo parecía indicar que la fumata blanca se acercaba. Algunos hablan, además de la nueva oferta, de un cambio de interlocutores “clave” para destrabar la situación: más política y más acuerdos para cerrar. Pero… no se cerraba.
El miércoles parecía ser el día. “Hoy se firma”. Prensas, cámaras, periodistas, todos listos para la foto entre Galli y Stuppia y el final de la paritaria. Pues no: una asamblea con cuestionamientos al ofrecimiento nuevamente hizo retrasar todo. Si bien un sector importante del gremio quería acordar, las “bases” empezaron a presionar no sólo a rechazar, sino de efectivamente endurecer medidas. De todos modos, el acuerdo macro estaba cerrado y sólo faltaba ponerse de acuerdo en la “letra chica” como así lo hicieron saber desde el sindicato y desde el Municipio.
¿A qué le llamaban letra chica? Lo que faltaba definir eran puntos importantes pero menos significativos que lo económico -por la inflación y lo urgente- y acordar y poner pautas para discutir en el mes de noviembre. ¿Cuál es el parámetro del incremento de masa salarial que correspondería “repartir”?
El jueves por la mañana las versiones eran más cruzadas: que al final sería más del 70% de incremento salarial, que eso “está por verse” en noviembre, que todo depende de los ingresos de la comuna de aquí a fin de año, que se reparte 59% del presupuesto, que el reparto es 58% … lo concreto es que para el mediodía era sabido que el acuerdo estaba, restaba saber en qué momento del día pasaría. Y fue por la noche.
El secretario de Gobierno Hilario Galli ironizó en Twitter con un gif mostrando la fumata blanca. “¡Habemus acuerdo!”. Foto de Ezequiel Galli y José Salvador Stuppia, números cerrados hasta noviembre y, según palabras del propio Intendente, el incremento “es muy probable” que supere el 70%. Definiciones por un lado y por el otro con conceptos positivos. Objetivo cumplido, para Stuppia y Galli. ¿Objetivo cumplido para Stuppia y Galli?
Para Galli seguro que si: logró un acuerdo importante en la comparativa de Municipios bonaerenses, probablemente 10 puntos más arriba que Provincia y Nación (aunque tendrán que discutir sendas cláusulas de revisión) y en un contexto inflacionario donde inevitablemente tendrá más ingresos y, por consiguiente, mayor capacidad de afrontar la suba salarial.
Y en ese marco, con el cierre del semestre, el Municipio presentó el balance financiero que podríamos titular como: “Mirá mi superávit”. Alcanza a 315,8 millones de pesos, sin contar lo percibido por la venta de la calle a Cementos Avellaneda que son casi 166 millones totalmente afectados a obras, una de las cuales ya se lanzó a licitación (la repavimentación del camino de acceso al Cerro Fortabat). La secretaria de Hacienda, Eugenia Bezzoni, aclaró que en esa cifra a favor ya se contó “el primer tramo de la paritaria cuyo acuerdo fue firmado el día 30 de junio, correspondiente al 25% aplicable a los haberes retroactivo al mes de mayo, impactando en el gasto de personal”. Y, según trascendió, justamente ese era uno de los apuros del Municipio por cerrar con el STMO: presentar el balance semestral con los números definidos de gastos en personal.
¿Objetivo cumplido para Stuppia? Podríamos ponerlo en duda: las últimas novedades económicas no lo dejan bien parado del todo… aunque se debe decir también que no dejan bien parado del todo a ningún trabajador, ni municipal, ni de cualquier área. Hola, somos pobres. ¿Alcanzará con el 72% anual? En noviembre lo veremos… Por hora, la incertidumbre es total.
Tuvi or four not Tuvi
Que el silencio de poco más de un mes no te confunda: no hubo nada de calma en el tema Tuvi y, por el contrario, se estuvo calentando una olla a presión. En una nota firmada por los 14 adjudicatarios del plan de viviendas Tuvi industrializadas y dirigida a la secretaría de Obras Públicas municipal y al intendente Galli pidieron (con durísimos términos) desafectar cuatro viviendas del programa -y construir otras cuatro en las bases de las casas que no se hicieron- por “vicios y fallas constructivas”.
Eso, quizás, no fue lo más grave: señalaron que en las recorridas lograron confirmar irregularidades en la normativa de construcción y que, tal como suponían en un principio, los materiales utilizados son “de menor calidad” que los que se utilizan en el método de construcción “wood framing”.
Los 14 tienen el mismo temor, salir sorteados en una de las cuatro viviendas de Calle 9 Bis: allí, indicaron que expresamente “hubo cambios en el proyecto, autorizados por la inspección, que implican el uso de materiales de inferior calidad, soluciones constructivas y terminaciones mal ejecutadas, sin criterio técnico, dejando en evidencia la ausencia de controles”. Justamente, esas viviendas “arrastran vicios y fallas constructivas desde el comienzo, mencionado por responsables de la contratista y certificado en cada visita a obra”.
Pidieron también un nuevo cronograma por el atraso que tienen en la construcción, en la que se detalle tanto la fecha tentativa para el sorteo y la entrega de llaves. Señalemos en este punto que el plazo inicial de seis meses se había extendido por unos tres meses más y eso indica que por estos días debería finalizar la construcción.
Para reemplazar esas cuatro viviendas se pidió hacerlas en las seis plateas paralizadas y así “garantizar igualdad de condiciones para los adjudicatarios y evitar la extensión de tiempos en reparaciones”. En diálogo con este newsletter, algunos de los adjudicatarios indicaron que el temor a que salga mal es tal, que prefieren “esperar la construcción de otras cuatro viviendas a terminar en las que se hicieron mal”.
Otro punto es que, teniendo en cuenta el contexto inflacionario y los atrasos en los plazos, “solicitamos que se respete el valor de cuota inicial que nos fue informado a los postulantes al momento de la inscripción. De lo contrario, nos veríamos afectados con una actualización de montos por un atraso que excede a nuestra responsabilidad” que se agravaría “teniendo en cuenta los créditos tomados, alquileres pagados, etc”.
Pero eso no fue todo, los adjudicatarios avanzaron sobre otro aspecto que podría redundar en más responsabilidad del Municipio: quieren que sea garante para responder por las fallas en las mismas condiciones que la constructora.
Si bien en esta ocasión no hubo una respuesta del Municipio, sí se logró saber que, a contrario de ocasiones anteriores, existe un malestar con la empresa contratada para construir las viviendas. “Daña el sistema, que es un plan municipal que funcionará con el tiempo pero esto termina dañando la confianza del vecino”. También se insistió en que ese tipo de viviendas industriales “son el futuro” y que se pueden transformar en un gran método de acceso a la vivienda. Sin embargo, lo que se deslizó es que no estaba en los planes tantos problemas y complicaciones. De todas maneras, solo fueron comentarios recabados por este newsletter y habrá que esperar oficialmente una respuesta al tema.
De parte de la oposición, hubo posturas marcadas y muy críticas al intendente Galli: “Nada más grave que jugar con la ilusión de los vecinos y vecinas” dijo Mercedes Landívar; “era una preocupación genuina de los adjudicatarios” dijo Maximiliano Wesner, y Gastón Sarachu, del Foro Olavarría, dijo que el Municipio no respondió un pedido de informes realizado desde el HCD el pasado 9 de mayo, en sesión especial sobre el tema.
Mientras tanto, el sistema otra vez está en el ojo de la tormenta en el mes en que deberían entregarse las viviendas… ¿se demorará un poco más? ¿Agosto será el mes? Y otra pregunta más, ¿qué responsabilidades le caerán a la empresa si se corroboran las denuncias realizadas por los adjudicatarios?
Escasez de gasoil
No es un problema local, pero su impacto sí. A lo largo de la semana se vio el lock out de las empresas de transporte público desde FATAP en el interior bonaerense, que en Olavarría tuvo adhesión de Las Sierras. El primer reclamo fue presupuestario: quieren que se dupliquen los fondos que se entregan en subsidios.
El segundo, se dijo, fue por la escasez de gasoil. Y no solo Las Sierras, sino que más empresas de transporte interurbano e interprovincial que operan en la Terminal manifestaron su preocupación porque temen cada día estar al borde de incumplir con los servicios. Y claro, todo esto redunda en aumento de los pasajes, ya de por sí carísimos.
Pero no sólo eso, las autoridades de la Sociedad Rural de Olavarría advirtieron por dificultades de los móviles del Comando Rural (CPR) para sostener los patrullajes (en plena época de caza habilitada en los distritos vecinos) por el mismo problema.
A esas voces de alarma se suman los comerciantes y repartidores de mercadería de Olavarría. Si bien señalaron que el problema más grave se dio hace dos semanas, con faltante total de gasoil (tuvieron que recurrir a una estación de la zona donde les cargaban sólo “por recomendación” y con sobreprecio) la escasez se mantiene actualmente. Por estos días algunos destacan que los camiones y camionetas de reparto acceden a combustible en dos estaciones locales donde “tienen preferencia” en la carga quienes “necesitan gasoil para trabajar”.
El escenario grita que la tendencia de precios seguirá en aumento. Antes del fin de semana, y antes de que se supiera la renuncia de Martín Guzmán, se esperaba “una estampida” para esta semana. Si hacés silencio escuchás cómo se achican los billetes en tu billetera.
* Un extracto
Esta publicación es parte de la edición de este domingo del newsletter Volver a las Fuentes que escriben Alexis Grierson y Josefina Bargas. La edición completa está disponible aquí y se suscribir de forma gratuita para recibirlo por mail dejando sus datos en este formulario.