Leer como acto de rebeldía: libros censurados y lecturas para recordar en la Semana de la Memoria
Durante la última dictadura se censuraron, prohibieron y hasta quemaron libros. Recorremos esas palabras que sobrevivieron y las historias del presente, para no olvidar y nombrar ese pasado.
La dictadura militar que gobernó de facto la Argentina entre 1976 y 1983 llevó adelante una campaña de censura y prohibición de libros a los que consideraban “dañinos para la sociedad”. Solo se admitía la lectura de aquellos libros que se encontraban dentro de los listados oficiales.
“Conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creadas por ella”, citaban los decretos y resoluciones que firmaba la dictadura para prohibir libros.
Leer siempre fue, será y es un acto de rebeldía. Durante la dictadura cívico militar que se impuso en Argentina a partir de 1976, el gobierno de facto prohibió, secuestró, sacó de circulación y llegó a quemar cientos de ejemplares valiosos.
Junto a librería El Puente (Independencia 2843) te proponemos rescatar la memoria a través de la promoción de la lectura como derecho humano fundamental para la construcción de nuestra sociedad. A continuación, un listado de libros que fueron censurados que invitamos a descubrir y leer, una y otra vez. Además, lecturas para tener Memoria y exigir Verdad y Justicia.
– Un elefante ocupa mucho espacio, Elsa Bornemann
Este clásico infantil fue prohibido mediante un decreto en 1977 acusado de contener “cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo”.
“Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió a pensar “en elefante”, esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo… ah … eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento…”
Así empieza este libro icónico en el que un elefante de circo convence a sus compañeros de realizar una huelga cansados de hacer el ridículo para que el dueño del circo se hiciera rico a costa de ellos.
– La torre de cubos, Laura Devetach
Dos años después de la censura de Un elefante… corrió la misma suerte el primer libro infantil de esta autora. Fue prohibido por “simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético e ilimitada fantasía”.
Devetach dijo sobre los cuentos que formaban parte de ese libro que para ella incomodaba “que los chicos vieran claro, que tuvieran como deseo cambiar su realidad y, por lo tanto, esperasen que el adulto también cambiara”.
En ambos libros, como en tantos otros destinados al público infantil y juvenil, fueron las maestras las que hicieron circular en plena dictadura esos textos. Por eso, cuando Laura Devetach pudo publicar de vuelta La Torre de Cubos, en 1985, agregó el siguiente epígrafe: “A todas las maestras y todos los maestros que hicieron rodar estos cuentos cuando no se podía, ¡muchas gracias!”
-La Línea, Beatriz Doumerc y Ayax Barnes
Humor, ingenio, filosofía, metáforas. Todo esto y más se puede encontrar en esta obra creada por la dupla compuesta por la escritora argentina Beatriz Doumerc y el ilustrador Ayax Barnes.
El libro fue publicado en 1975 y un año después sufrió la censura de la dictadura. La línea reflexiona sobre la libertad, muestra al protagonista de la historia capaz de luchar y defender ideales a partir de la construcción colectiva. Pasaron más de dos décadas para que fuera reeditado y jamás perdió su actualidad.
Textos de esta pareja han sido de los más censurados. Por ejemplo, “El pueblo que no quería ser gris”, “Daniel y los reyes”, “Cómo se hacen los niños”.
-Ganarse la muerte, Griselda Gambaro
Esta novela fue publicada a mediados de 1976 y censurada y prohibida al año siguiente. Según el Decreto 1101 fue calificada de “obra altamente destructiva de los valores” y “que del análisis del libro surge una posición nihilista frente a la moral, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone”. Gambaro debió exiliarse en Barcelona.
El libro de Gambaro relata la historia de una adolescente que queda huérfana repentinamente, y debe pasar por un “hogar para niños” y otras instituciones como el matrimonio y una nueva familia, instancias todas en las que se encuentra con abusos y sufrimientos.
-El tercer paraíso, Cristian Alarcón
Esta novela resultó ganadora del XXV Premio Alfaguara y está próxima a publicarse. Un protagonista se repliega durante el confinamiento en las afueras de Buenos Aires a cultivar a la vez su jardín y su memoria, la de una familia arrancada de Chile apenas comenzada la la dictadura de Pinochet.
Cristian Alarcón es uno de los referentes fundamentales de la crónica y el nuevo periodismo latinoamericano: autor de «Cuando me muera quiero que me toquen cumbia» (2003) y «Si me querés, quereme transa» (2010), dos libros sobre la violencia y el menudeo de cocaína en Buenos Aires, periodista de redacciones ya legendarias, y fundador de «Anfibia» y «Cosecha Roja».
-76 y Los Topos, Félix Bruzzone
En el libro de cuentos 76 el autor instala preguntas y desafíos a la hora de contar cómo se experimentan los efectos de la última dictadura militar argentina en los cuerpos y en los afectos. Bruzzone publicó este libro en 2008 bajo un sello fundado en 2006 por él mismo y otros tres narradores. Sobre esta obra, la crítica señaló que el escritor inauguró una manera distinta de tratar las historias de la militancia y la dictadura argentina, lejos de recursos trillados.
Creció bajo la crianza de su abuela y a los ocho años se enteró de que era hijo de desaparecidos. De más grande, la literatura y una búsqueda personal por saber más sobre sus padres lo llevaron al penal de Marcos Paz, donde conversó con represores detenidos por delitos de lesa humanidad.
En 2008 también publicó su primera novela, “Los topos”. Un hijo de desaparecidos criado por sus abuelos arma su historia personal con palabras sueltas que escucha escondido. Una novia embarazada, un aborto, la extrañeza frente a la militancia en HIJOS. Si bien comienza como una novela realista, a las pocas páginas la historia se transforma e incluso atraviesa distintos géneros.
– Desapariciones, Helen Zout
Desapariciones es el trabajo fotográfico de Helen Zout que integra la Colección Fotógrafos Argentinos editada por Gabriel Díaz.
La colección se propone difundir la obra de figuras relevantes para la fotografía en Argentina y reunir a través de sus libros una extensa variedad de historias, miradas, estéticas y conceptos acompañados por textos de reconocidos artistas y escritores.
Perseguida por la dictadura militar Helen se quedó sin voz, literalmente, por un tiempo. A través de su fotografía le dio voz a los desaparecidos y la ayudó a expresar el dolor que vivió, el sufrimiento que muchas veces no puede explicarse con palabras. Sobrevivir para no olvidar ni perdonar en busca de memoria, verdad y justicia.
Durante seis años trabajó con sobrevivientes de los centros clandestinos de detención, familiares de desaparecidos y recorrió todos los lugares donde la dictadura dejó su huella de horror.