La ciudad de “15 minutos”: desplazarse menos para vivir mejor
¿Qué son las ciudades de 15 minutos? ¿Por qué hablamos de ellas? La importancia de recuperar la pertenencia con el barrio, el vínculo con el vecindario y valorar eso que cada vez es más escaso, el tiempo.
Por Marcos Pascua (*)
El cambio de paradigma urbano será la solución a la problemática ambiental del transporte, además, permitirá mejorar la seguridad vial y nuestra relación con la ciudad, ese lugar donde tanto tiempo pasamos, pero con el que nos vinculamos cada vez menos.
Las ciudades: reflejo de la desigualdad
Las ciudades son el reflejo de cómo vivimos, a grandes rasgos podemos decir que en las periferias de las ciudades se vive y en los centros se trabaja. En el medio está el transporte, ¿cuánto tiempo de nuestras vidas pasamos transportándonos de un lugar a otro? ¿qué vínculo tenemos con el lugar que habitamos?
En los modelos actuales de ciudades, donde todo gira en torno a los centros urbanos, nos hemos olvidado de lo que pasa fuera de ellos. Oficinas del Estado, colegios, comercios, hipermercados, bancos, bares, restaurantes y oficinas, todo alrededor de una pequeña zona que hace que vivir en las zonas céntricas sea más caro. Por lo tanto, ¿quiénes pueden vivir en estas zonas? Aquellos que pueden pagarlo, que serán beneficiados con más tiempo para el ocio y la recreación, ya que claro, no necesitan trasladarse grandes distancias para satisfacer sus necesidades. ¿Y los que no viven en las zonas céntricas? Aquellas personas, un grupo mayoritario de la sociedad vive donde puede hacerlo, generalmente en zonas con menos servicios, alejadas de sus trabajos, de las oficinas estatales, de los bancos y de los espacios de ocio.
Aquellos que pueden hacerlo, se trasladan de su vehículo privado, autos y motos en su mayoría, algunas bicicletas y los que no tienen un vehículo privado lo hacen en el tan vapuleado transporte público. Los primeros generan grandes problemas de contaminación acústica, ambiental y visual, además de estar presentes en la mayoría de los siniestros viales que se producen. Los segundos, bicicletas y transporte público, aquellos que podrían ayudarnos a salir de esta situación y vivir en mejores ciudades son a los que el Estado menos recursos les brinda. Las ciudades no son para nada amables con quienes optan por trasladarse en bici, tampoco con quienes por elección o simplemente porque no les queda otra recurren al transporte público.
En algún punto es como si el Estado y la sociedad los castigara por vivir lejos de los centros urbanos.
Barrios autosuficientes
La vinculación de las personas con el barrio se ha ido perdiendo, es que ya no habitamos en él, sólo es nuestro lugar para dormir. Tampoco vemos a nuestros vecinos, que también llegan a su hogar cansados de un largo día de trabajo y se preparan para cenar y dormir. Los barrios han perdido vitalidad, no se juega en las calles, porque las calles han sido monopolizadas por los autos, algunos que tienen suerte pueden contar con un limitado espacio verde para la recreación, es que hasta eso nos han limitado, el lugar para pasar nuestro tiempo libre.
La ciudad donde los barrios se valen por si mismo es el futuro, aquel barrio donde todo lo que necesitamos lo podamos conseguir caminando o en bicicleta, en un plazo no mayor a quince minutos. Esta propuesta surge del “cronourbanismo”, la disciplina que estudia por qué desperdiciamos media vida entre atascos, transbordos y otros trayectos agotadores para el cuerpo y la mente.
Salir de la ciudad moderna es lo que nos puede llevar a vivir más relajados y tener más tiempo para hacer otras cosas que nos gustan.
Es decir, debemos pensar en descentralizar las ciudades, olvidarnos de trabajar en el centro y dormir en la periferia para buscar un nuevo equilibrio en los barrios y, en el proceso, reducir la movilidad forzosa. La intención es que “la gente, teniendo esta descentralización, reduzca la presión sobre las infraestructuras de transporte”, así lo explica el urbanista Carlos Moreno que ha diseñado este modelo innovador.
El cole, el trabajo, el centro de salud, las tiendas, los centros culturales y los espacios de ocio, a todos ellos a pie o en bicicleta.
Además de reducir el tiempo de traslado, se reducirían los tiempos de espera, porque de nada serviría trasladarse en quince minutos a una oficina estatal o una sucursal bancaria donde nos vemos obligados a esperar una hora. Descentralizar, permitiría que las personas tengan opciones variadas para realizar sus trámites y la aglomeración sería menor.
¿Qué necesitamos?
Claro que para que esto sea una realidad, necesitamos que se invierta en infraestructura segura para ciclistas y peatones. Que optar por estas formas de transporte sea una elección y no una de las últimas posibilidades porque no queda otra.
Y si las ciudades optan por tener menos autos en sus calles, podríamos pensar en que los niños y niñas puedan jugar en las calles o ir solos al colegio, a pie o en bici, fomentando su autonomía e independencia.
Necesitamos decisión política, para que el Estado instale sus oficinas en los barrios, para que invierta en centros primarios de salud, para que fomente la instalación de sucursales bancarias, oficinas, centros culturales y espacios de recreación fuera de las zonas céntricas. De esta manera vivir en las afueras dejará de ser un castigo y los barrios cobrarán esa vitalidad que tanto les hace falta.
En definitiva, desplazarse menos es vivir mejor.
Hasta dentro de quince días.
(*) Ingeniero Civil-Tesista en Seguridad Vial- Promotor Comunitario de Seguridad Vial
