La experiencia de una investigadora en el desarrollo de un cemento sustentable
Gisela Córdoba es Doctora en Ingeniería y trabaja sobre la durabilidad de hormigones elaborados con cementos compuestos por arcillas. La importancia a nivel mundial del trabajo realizado en el Laboratorio de Materiales de la FIO.
El Laboratorio de Materiales de la Facultad de Ingeniería de Olavarría es referente mundial en el desarrollo e innovación de cementos amigables con al ambiente. El desafío es siempre obtener un material sustentable, con agregados que requieran menos consumo de energía, y al mismo tiempo que sea resistente y durable.
Desde hace años, docentes e investigadores locales han hecho estudios, ensayos, nuevos experimentos, al punto que lograron instalar en el mercado un nuevo tipo cemento, con todos los avances tecnológicos y contribuciones ambientales que hasta hace poco no existían.
Es un grupo que siempre les abre las puertas a nuevos profesionales para que se sumen a este desafío. En ese camino de formación continua e investigación, la Ingeniera Civil Gisela Córdoba recibió recientemente el título de Doctora en Ingeniería, que otorga la FIO, con un trabajo sobre la Durabilidad de hormigones elaborados con cementos compuestos por arcillas calcinadas.
En poco tiempo, Gisela se entusiasmó en la búsqueda de soluciones y alternativas para que el crecimiento de las naciones asociado a que la fabricación de cemento tenga el menor impacto posible sobre el ambiente.
Muchos avances tecnológicos mundiales se centran en la incorporación al cemento de algún tipo determinado de arcilla. En el proceso productivo, se calcina esa arcilla para que luego reaccione con los componentes del cemento, para mejorar sus propiedades utilizando menos energía y generando menos dióxido de carbono.
En la investigación, “nos centramos en las arcillas illíticas, que son las disponibles en la zona de Olavarría”, explicó Gisela. Esta arcilla se remueve en las canteras locales para extraer la piedra caliza, y es un material de desperdicio. “Lo que hicimos fue comparar la arcilla de Olavarría con la arcilla que se estudia en otros lugares. En Europa, por ejemplo, se estudian nada más que las arcillas caoliníticas. Marcamos similitudes y diferencias y pudimos ver que funciona”, subrayó.
Lo que se evalúa de un hormigón es la durabilidad, “su capacidad para resistir las agresiones del ambiente”, graficó la doctora. “Si hacemos un hormigón que va a durar diez años no es lo mismo que uno que dure cien. Entonces, hacer hormigones de buena calidad con los materiales que tenemos a disposición, con los que podemos aumentarles la vida útil, es muy interesante en términos de sustentabilidad”, señaló. “Estamos reemplazando parte del cemento, usando material que no se estaba usando, que mejora sus propiedades, y que es igual de bueno que otros materiales muy estudiados”, profundizó.
En Olavarría, “tiene una aplicación enorme, de hecho ya se comercializan cementos que tienen arcillas calcinadas de las que estudiamos nosotros”, destacó.
Por el mundo
Gisela reconoció que “al principio no me llamaba la atención la investigación, pero hablando con docentes me entusiasmé, y me propusieron hacer investigación sobre eficiencia de los materiales. En 2012 acepté una beca CIC (Comisión de Investigaciones Científicas) y descubrí un mundo nuevo que me encantó, todavía como estudiante. Me picó el bichito de la curiosidad y me quedé enganchada con ese tema”, dijo.
Si bien tuvo una experiencia laboral en el sector privado, “prefiero la Universidad, estar más vinculada a los procesos del conocimiento”, señaló Córdoba.
En 2014, a través del programa de movilidad estudiantil Arfitec, estuvo seis meses formándose en Francia. Al regreso terminó la carrera Ingeniería Civil, y en 2016 comenzó el Doctorado en Ingeniería, en Olavarría.
Mientras, tuvo diversas experiencias con profesionales y expertos en innovaciones en cementos, con trabajos en conjunto, presentaciones en congresos internacionales, articulando sus investigaciones con la de otros colegas de la FIO.
Luego, en 2019, en el marco de un convenio que tiene la FIO con un grupo especializado en materiales de construcción de la Universität der Bundeswehr München, Gisela se mudó a Alemania por tres meses y medio. Allí trabajó junto a profesionales germanos, como Ricarda Spósito, que hace algunos años hizo la misma experiencia en Olavarría, y con quien se hicieron amigas.
En Alemania “hice muchos ensayos que me sirvieron para la tesis. Hicimos pruebas sobre hormigones para estudiar parámetros de durabilidad. Y acá pude implementar nuevas ideas que aprendí allá, fue una experiencia muy enriquecedora”, sostuvo.
Si bien el idioma alemán era una barrera para relacionarse, “haber mejorado mi nivel de inglés fue fundamental, es una necesidad para los profesionales, sobre todo para los que quieren vincularse con el mundo”, reconoció la doctora.
En su estancia en Alemania vivió en una residencia sostenida por la Universidad de Münich, donde además de lo académico pudo recorrer y conocer lugares históricos y representativos de la ciudad.
Actualmente, Gisela tiene una beca posdoctoral en la que se ocupa de diseñar distintos hormigones, y que incluye el planteamiento de la cadena de suministro de plantas elaboradoras, localizadas en distintos puntos de la Argentina. “Tenemos un país muy heterogéneo, con diversos niveles de acceso al agua, a los materiales, con ambientes distintos, entonces la idea es optimizar el proceso usando parámetros económicos y ambientales, haciendo que nuestros materiales sean más eficientes ambientalmente, y que el impacto ambiental sea menor”, adelantó.
Además de la investigación, Gisela se animó con la docencia. Pertenece al Departamento de Ingeniería Civil y es docente en el tercer año de las carreras Ingeniería Civil e Ingeniería Electromecánica. “Inesperadamente me gustó la docencia, y es algo que también disfruto”, admitió.