“Vivir experiencias de embarazos, partos y nacimientos que nos llenen de plenitud y felicidad”
Por la Consejería de Prevención de Violencia Obstétrica de Olavarría*
Durante la semana del 16 al 22 de mayo estamos en campaña de visibilización, concientización e información sobre cómo queremos atravesar nuestros embarazos, partos y el nacimiento de nuestres hijes en la “Semana mundial del parto respetado”.
Por iniciativa de la Asociación Francesa por el parto Respetado, desde mayo del 2004 a nivel mundial, se dedica una semana a hablar, informar y generar conciencia sobre qué significa parir y nacer dignamente, entendiéndolo como un proceso fisiológico natural, para recuperar el protagonismo de nuestros propios partos.
Cada embarazo, así como cada parto y nacimiento son hechos trascendentales en nuestras vidas, en cada uno se vive una experiencia única. Es indispensable para recibir a ese nuevo ser, que su madre sea tratada con respeto, humanidad, dignidad y de igual manera al bebé y a quién les acompaña.
A pesar de los 17 años de concientización durante esta fecha, más de 50 años de investigaciones y trabajos que promueven la des-medicalización y respeto por los procesos fisiológicos y sexuales y la sanción de la ley de parto humanizado en el 2004; aún las personas gestantes viven intervenciones y violencias que son completamente evitables. Se puede inferir cierto desinterés en la ley cuando observamos el tiempo transcurrido entre su sanción en el 2004 y su reglamentación en el 2015 a la que le agregamos 5 años más hasta la adhesión en el 2020, de la provincia de Buenos Aires.
Es necesario ahondar en el conocimiento de nuestros derechos, así como ahondar en los procesos fisiológicos implicados en un embarazo y en un parto. Necesitamos que la ESI también hable sobre embarazos y partos respetados, necesitamos socializar experiencias, dejar de aguantar y soportar aquello que no queremos, nuestros cuerpos NO son territorios de conquista para logros profesionales.
Necesitamos también reconocer que la violencia obstétrica es violencia de género.
La Ley Nº 26.485 de Protección Integral a las Mujeres la define como: “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929”.
En Olavarría la encuesta abierta realizada desde la Consejería refleja vivencias que van en estos sentidos: la violencia obstétrica está, y es naturalizada.
Algunos datos que surgen:
El 50% de las encuestadas tuvo cesárea cuando según la OMS la tasa ideal de cesárea debe oscilar entre el 10% y el 15%. El porcentaje que indica dónde fue la intervención puede aportarnos más herramientas para pensar qué está pasando, pues el 85% de los nacimientos en clínicas, fueron cesáreas.
El 56% de las personas encuestadas refiere haber vivido Violencia Obstétrica, pero según las prácticas que se les realizaron, en realidad, el 92% la vivió.
Dentro de estas prácticas violentas pudieron identificar procedimientos sin explicación ni consentimiento durante el trabajo de parto:
-al 32% la mantuvieron acostada
-40% le practicaron rotura de bolsa
-43% administración de oxitocina sintética
-40% tactos vaginales reiterados y por diferentes personas
-31% circulación de gente que nada tenía que ver con el momento.
Durante el parto algunos de los procedimientos violentos vivenciados fueron:
-al 40% no se le permitió estar acompañada (baja a medida que tienen otros partos)
-al 28% le dijeron que si no seguía las instrucciones el bebé se moría
-al 26% le pusieron plazo de nacimiento sin que hubiese señales de alarma
-al 35% se la asustó e intimidó por las charlas que se daban en la sala de parto (como si no estuviese allí)
-y el 50% se sintió inhibida, juzgada asustada.
También se les realizaron prácticas sin información previa ni consentimiento:
-al 16%, compresión durante el pujo
-al 30%, episiotomía
-al 21%, cesáreas sin informar por qué
-al 42%, no le respetaron tiempos fisiológicos
-al 39%, no le respetaron tiempos emocionales ni psicológicos.
Otras prácticas violentas que arrojó la encuesta fueron que al 19% se las ató, 47% se las obligó a estar inmóvil sin cambiar de posición en el sillón de parto y 41% no les permitieron beber agua. El 34% se sintió en riesgo.
La Violencia Obstétrica también la vive el recién nacido o la recién nacida.
-41% no tuvo contacto inmediato después de nacer con su madre/padre
-56% tuvo, pero no prolongado
-35% se los llevaron de la sala de parto sin estar acompañade por ninguna persona de confianza
-35% de las madres no se les explicó el motivo y tratamiento de sus hijes al ser llevados a neonatología
-60% no se les permitió la internación conjunta madre/hije cuando este quedó en neonatología.
Finalmente a nivel emocional manifestaron que se sintieron: 28% “plena”, 70% “vulnerable”, 57% “frustrada”.
Se hace evidente que si existe la voluntad de evitar las violencias sufridas es indispensable un canal de comunicación y denuncia. Por esto vemos completamente necesario la implementación de un 0800 de salud sexual en el ámbito público.
Si bien la denuncia es indispensable para que exista el registro de lo que sucede, consideramos que es una instancia posterior a los hechos por tanto tardía, ya se les arrebató la experiencia positiva de un parto y nacimiento pleno. Es por esto que insistimos: parir, nacer y acompañar dignamente es un derecho humano y debe ser respetado.
Existen herramientas como el “Plan de Parto y Nacimiento” que le permite a la persona gestante conocer en profundidad las posibles prácticas, hablarlas con su médica/o y acordar mutuamente como lo establece la ley de derechos del paciente antes de su intervención. Desde la Consejería impulsamos, acompañamos y guiamos su implementación porque creemos que este saber permitirá una vivencia mucho más plena.
Todos los partos deben ser respetados, las cesáreas también y es posible vivir ese momento con plenitud si se humaniza esta práctica. Hay experiencias hermosas y muy positivas de partos y cesáreas amorosas y respetados. Vamos porque todes podamos vivir experiencias de embarazos, partos y nacimientos que nos llenen de plenitud y felicidad.
Cuando el obstetra Michel Odent dijo que “para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma de nacer” seguro imaginó la cantidad de resistencias que se presentarían a diario como así también reconoció la fuerza transformadora que habita nuestros cuerpos. Nosotras sabemos de insistencia, de obstinada insistencia para defender nuestros derechos, nuestras elecciones, nuestra profunda sabiduría que nos impulsa a crear un mundo más justo.
* Para contactarse con la Consejería de Prevención de Violencia Obstétrica de Olavarría pueden hacerlo a través de sus redes sociales en Facebook o en Instagram.