¿Por qué reducir la velocidad salva vidas?
Desde el lunes 17 de mayo al domingo 23 del mismo mes de 2021 se conmemora la sexta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, bajo el lema “Calles para la vida” con el objetivo de reducir las velocidades de circulación. ¿Cuáles son los beneficios de esta medida?
Por Marcos Pascua (*)
La Organización de las Naciones Unidas estableció para la semana que finaliza este domingo el lema “Calles para la vida”, con el objetivo de llamar a los gobiernos de los diferentes países a que reduzcan el límite de la velocidad de circulación a 30 km/h en zonas de mayor afluencia de personas, de esta manera se reducirían los siniestros viales, sus consecuencias y se generaría un entorno más amable en las ciudades.
Reducción de los siniestros viales
Existe una relación directa entre los siniestros viales y la velocidad de circulación, esto es, a mayor velocidad de circulación, mayor probabilidad de ocurrencia de un siniestro vial. Un informe realizado por la fundación MAPFRE España destaca que una reducción del 1% en la velocidad media del tráfico lleva a una reducción del 2% de los accidentes con lesiones, del 3% de los accidentes con lesiones graves y de un 4% de los accidentes fatales. Se entiende ¿no?
Entonces, al reducir la velocidad se circula más despacio, por lo tanto, menor probabilidad de ocurrencia de un siniestro. Esto sucede porque si se anda más despacio, disminuye la distancia de frenado, que es esa distancia que necesita un vehículo para detenerse por completo en caso deque el vehículo que lo precede frene por completo o alguien se cruce por delante nuestro, por ejemplo. Ahora, en caso de que se produzca el siniestro, las consecuencias serán menores, veamos por qué. Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud precisa que una persona embestida a 50 km/h tiene el 80% de probabilidad de fallecer en el impacto, mientras que si es embestida a 30 km/h esas probabilidades se reducen al 10%.
Entonces, por un lado, se reducen los siniestros y por otro, en los siniestros que se produzcan, no lamentaríamos víctimas fatales o heridos graves. Pero los beneficios no terminan acá, sigamos viendo qué otras cosas pueden cambiar con un poquito de voluntad política.
Ciudades sostenibles
Por un lado, se reduce la contaminación atmosférica y por otro se reduce la contaminación sonora. En cuanto a lo primero, se reducen la cantidad de emisiones debido a que disminuirán las aceleraciones de los vehículos que se presentan cuando se circula a velocidades mayores. En el caso de la segunda afirmación, a circular a velocidades más bajas se reducirán los sonidos emitidos por los motores, en definitiva, lograríamos una ciudad con menos gases contaminantes y un poco menos ruidosa. Además, si a esto le sumamos áreas peatonales y ciclovías los ciudadanos y ciudadanas verán como una mejor opción circular en bicicleta o a pie, por lo tanto, habrá menos tráfico y personas más saludables.
Ante la sugerencia de estas medidas, quienes tienen la posibilidad de tomarlas, muchas veces se excusan en cuanto enojo generarían en la población, pero sobrados son los motivos para comenzar a priorizar la salud de quienes habitamos las ciudades y hacer realidad estos cambios culturales, mientras esto no suceda, seguiremos viviendo en ciudades contaminadas, ruidosas y donde el tránsito se seguirá cobrando vidas.
Finalmente, los beneficios son muchos, pero lo más importante de estas medidas es que comienza a verse un cambio de paradigma, donde el modelo “autocentrista” sobre el cual se diseñaron las ciudades y que al día de hoy tantos problemas nos genera, comienza a cambiar y se empieza a priorizar a las personas y a modos más sostenibles de ciudades por sobre el modelo actual.
(*) Ingeniero Civil – Tesista en Seguridad Vial – Promotor Comunitario de Seguridad Vial – Integrante de Asociación Somos Amigos de la Vida.