Volver a empezar: ¿cómo estamos afrontando la segunda ola de contagios?
Llegó la segunda ola y la frustración de volver al 2020 se hizo presente. El cansancio acumulado, la incertidumbre por lo que vendrá y la angustia generalizada son algunas de las consecuencias a nivel psicológico que Valeria Di Giano y Pilar Andreu-Licenciadas en Psicología- analizan.
Por Santiago Garralda / Agencia Comunica
A mediados de Enero, mientras Europa estaba al borde del colapso, en Argentina ya se comenzaba a hablar de una inminente segunda ola. Los números preocupaban. Poco a poco, la cantidad de contagios por día fue aumentando. Por ejemplo, el 2 de Abril se registraron-según los informes oficiales- 9.902 casos positivos en todo el país; una semana después -el 8 de Abril- se confirmaron 24.130 casos, lo que implicó un aumento del 143 %. Por su parte, en Olavarría hubo 459 casos positivos desde el 22 al 29 de Marzo, y 740 confirmados desde el 30 de Marzo al 6 de Abril. Esto podría mostrar el inicio de la segunda ola en la ciudad con un aumento del 63% de los casos. Al día de la publicación de esta nota, Abril lleva 2294 casos nuevos, 52 muertes, y 2183 personas recuperadas.
La relajación general durante el verano está mostrando sus consecuencias, sumado a la detección de las cepas de Manaos y de Reino Unido, y a las recientes restricciones impulsadas por el Gobierno para frenar el rebrote, el panorama tiene aires a 2020.La llamada primera ola dejó consecuencias psicológicas que numerosos artículos científicos manifestaron. Cuando todo parecía mejorar, cuando el horizonte comenzaba a asomarse, de nuevo la misma pesadilla se repite. Pero, ¿estábamos preparados psicológicamente para enfrentarnos a una segunda ola? ¿Qué peligros corremos? ¿Qué cambios nos generó “volver para atrás”?
La ilusión de que el 2021 sea diferente seguramente estuvo presente en el brindis de fin de año. Pero es un deseo que todavía no se cumplió. El agotamiento se acumula y la angustia también. En este sentido, Pilar Andreu señaló que la diferencia entre el impacto de la primera ola y la segunda radica en que “la gente viene cansada, es como venir ya sin resto. Tiene que ver con cierto fastidio por la situación”.
Por su parte, Valeria Di Giano sostuvo que “el mayor problema de volver para atrás -con las nuevas restricciones- es el agobio, el hastío, la angustia, la ansiedad. Porque también tenemos que pensar en el impacto que genera en la economía”. En efecto, señaló que todo este “combo” trae muchos pormenores, y que hay “miedo a la soledad”. Así, se visualiza una pérdida de la confianza a partir de una “incertidumbre que genera inestabilidad en las personas, que les quita seguridad”.
Asimismo, destacó que “no todas las personas afrontan esta ola de la misma manera, pero básicamente todo el mundo está con una sensación de incertidumbre, de miedos, respecto no solo de la enfermedad sino también del colapso del sistema sanitario y del sistema social”. A su vez, los discursos de pánico que se reproducen en los medios de comunicación generan un impacto negativo en las personas. También, es importante destacar que la salud mental durante toda la pandemia estuvo en un tercer plano. Nunca se le dio la atención necesaria, infravalorando su relevancia y no teniendo en cuenta que “la salud mental es parte de la salud integral, repercute y tiene efectos en la salud física”, asegura Di Giano. Los peligros, según Valeria, son varios. Pero hay uno que está presente sobre todo en niñxs y adolescentes: la pérdida del lazo social. A esto se le suma -y deriva- la hiperconexión a las pantallas “con un repliegue sobre ellos mismos, que tiene que ver con sintomatología que aparece de forma psicosomática, con dificultades para dormir, con problemas que tiene que ver con el relacionamiento social”.
Siguiendo esta línea, aparece en escena la controversia por la suspensión provisoria de las clases presenciales y el impacto que genera en adolescentes y niñxs. Al respecto, Pilar Andreu dijo que “se vuelve nuevamente a hacer todo en casa, entonces es como re editar esa angustia que fue muy alta y muy grande el año pasado, y ahora volver a vivirlo, es como una amenaza permanente sobre la situación de escolaridad. El miedo y la angustia es mayor porque ya es conocido esto, ya sabemos que pasa”. Además, agregó que “la presencialidad tiene que estar porque hay chicos que no tienen otro lugar de socialización más que la escuela. Es una necesidad psicológica”.
Para concluir, Di Giano sostuvo que es posible inmunizarse “psicológicamente”, o hacer algo para que el impacto no sea tan grande. De esta manera, recomienda “hacer cosas que nos hagan sentir bien, hacer actividad física, no consumir en exceso alcohol o sustancias que te hagan meterte para adentro y buscar momentos de interacción con tu familia cercana”.