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El auto: Una mala inversión

Por Marcos Pascua (*) / @Ma7c0s


¡Hola! ¿Cómo estás? Gracias por acompañar siempre esta iniciativa, por leer, por compartir y debatir. Hoy vamos a hablar un poco de tu vehículo, no es que yo lo conozca, pero sí tengo idea de cuánto dinero invertís en tu auto desde que lo compras, hasta que lo vendes, para comprar y mantener otro y así sucesivamente.

 

Si yo hoy te comento que hay posibilidades de que inviertas en acciones de una empresa que los próximos años te darán pérdida hasta que las vendas ¿invertirías en ellas?

 

Probablemente no.

 

¿Tenés auto? Probablemente sí. Es allí donde aparece la gran contradicción, vamos a ver por qué.

 

Si aún no lo hiciste, te voy a proponer un juego. Calculá cuantas veces al día utilizás tu auto, es decir, cuanto tiempo neto te llevan los desplazamientos que haces diariamente.

 

Alerta spoiler: si lo usas para ir y venir del trabajo y alguna actividad adicional, no trabajás, por ejemplo, de viajante, como mucho el tiempo neto que usas el auto por día es de 2 horas.

 

El día tiene 24 horas, es decir que el tiempo que utilizás tu auto por día representa un 8,33% del día, es decir que, haciendo la diferencia, ese auto que tanto querés pasa el 91,67% del tiempo del día estacionado. Este cálculo es aproximado para tener una referencia, vamos a ver que dicen los estudios sobre el tema:

 

  • En Seúl, la capital de Corea del Sur, los autos pasan aparcados el 93,3% del tiempo.
  • En Estados Unidos, los vehículos de cuatro ruedas particulares pasan el 95% de su vida útil estacionados.
  • En el Reino Unido, el 96,5% del tiempo los autos se encuentran detenidos.
  • En España, según un estudio de 2014, ese tiempo representa el 97% promedio.

 

Es también en España se realizó un cálculo de horas al año que se usa el auto, de allí resultó que de las 8760 horas que tiene un año de 365 días, el auto sólo se usa en promedio 260 horas, es decir, el 3% del año.

 

Sí, el 3%, probablemente usen más tiempo al año el microondas que el auto.

 

Hagamos los números

 

Vamos a tomar el ejemplo de un auto de gama media y evaluaremos el costo que demanda de combustibles, seguro, patente y service.

 

Para un auto de estas características vamos a suponer un gasto de un tanque de 50L por mes, con un valor de la nafta súper que llegó a $83,10 y la Infinia a $94,80, necesitará en promedio $4100 por mes para llenar el tanque de combustible con la nafta más barata y $4.700 en el caso de usar la de mejor calidad.

 

Para el seguro, se tomó como referencia una cobertura de tercero completo con granizo, el cual según un promedio en el valor de diferentes aseguradoras arroja un valor promedio de $4.000 mensuales.

 

La patente, otro gasto fijo, puede ascender a $750 promedio mensuales (varía mucho según localidad, antigüedad y modelo).

 

También se debe tener en cuenta, en los casos que quieran conservar la garantía, el service programado cada 10.000 o 15.000 kilómetros, otro gasto que varía según la marca y modelo. En cualquier caso, de forma prorrateada, hay que considerar un gasto promedio mensual de $1.000.

 

En esta cuenta no se incluyen gastos como estacionamiento medido o cochera.

 

En resumen, los gastos son los siguientes:

 

Seguro: $4.000

 

Patente: $750 (aproximado por mes)

 

Service: $1.000 (Cálculo de un service a los 15.000 km dividido en un pago de 12 meses)

 

Nafta: $4.700 (cargando premium)

 

Total: $10.450 x mes

 

Anual: $125.400

 

En definitiva, ese auto que te cuesta tus ahorros, en el que además tenés que pagar seguro, patente, estacionamiento, cochera si es que no tenés garaje, combustible, mantenimientos como cambio de neumáticos, aceite, revisiones, peajes si viajás, entre otras cosas. Es decir, invertís en muchos casos una parte considerable de tu salario en un vehículo que usás el 3% de las horas del año.

 

Entones, ¿vale la pena comprar un auto?

 

Para muchas personas probablemente sí, un auto es muy cómodo a la hora de viajar, te brinda independencia y te permite optimizar tu tiempo, pero todo eso a un costo muy alto. Tal vez, si nuestras costumbres comenzaran a cambiar de a poco y se elijan otros medios de transporte como la bicicleta, al menos en esas distancias cortas o el transporte público en aquellas distancias más largas o en los casos de dificultad para movilizarse por medios propios, los gobiernos no tendrían más opciones que comenzar a invertir en infraestructura para garantizar la seguridad y eficacia de esos medios de transporte y así no sólo lograríamos ciudades más seguras y sostenibles en el tiempo, además, nos significaría un respiro más que importante a nuestro bolsillo.

 

Hace la cuenta y después me contas.

 

Gracias como siempre por llegar hasta acá. Nos vemos en dos domingos.

 

(*) Ingeniero Civil – Tesista en Seguridad Vial- Promotor Comunitario de Seguridad Vial