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La tecnología como aliada

Por Marcos Pascua (*) 


¡Hola! ¿Cómo estás? Hace unas semanas empezamos a hablar sobre algunas de las medidas que pueden empezar a cambiar la realidad de nuestro país respecto a la inseguridad vial basadas en cuatro ejes, legislación, controles, infraestructura y vehículos más seguros, tema del que vamos a hablar hoy.

 

Desde que la tecnología irrumpió en nuestra cotidaneidad nos ha facilitado muchas cosas, es que la tecnología bien utilizada es maravillosa, claro que los vehículos no son la excepción y en este caso puede venir a suplir la ausencia de políticas públicas. ¿Por qué? ¡Ahí vamos!

 

Uno de los temas que vamos a volver a mencionar es la velocidad, sí, de nuevo. La máxima velocidad a la que se puede circular en Argentina es 130 km/h en una autopista, sin embargo, se comercializan vehículos que pueden circular a velocidades mayores, ¿no te parece ilógico? Este es uno de los puntos donde el Estado tiene mucha responsabilidad, mucha.

 

Si venís leyendo hasta acá, ya sabés que somos una sociedad con baja percepción del riesgo, donde la Educación Vial no existe, la fiscalización de velocidades no es suficiente y como si eso fuera poco, el Estado no propone políticas que regulen a las empresas sobre las velocidades a la que deben circular los vehículos en su país. El párrafo más pesimista del año.

 

Bueno, después de tanta intro ya te imaginarás por donde va la cosa ¿no?

 

Es fundamental empezar a trabajar en delimitar las velocidades de circulación de los vehículos de fábrica, incluyendo delimitadores de velocidad. ¿Cómo funcionan?

 

El conductor o conductora fija el límite que no quiere sobrepasar con la ayuda de un comando situado generalmente en el volante. De esta forma, cuando sobrepase dicha velocidad, el sistema avisará mediante una señal acústica o visual (limitadores pasivos), o controlará el flujo de combustible con que se alimenta el motor con el fin de mantener dicha velocidad máxima, por mucho que el conductor o conductora quiera acelerar (limitador activo). Claro, que en nuestro país deberíamos pensar en un limitador activo, ya que el exceso de velocidad es un problema recurrente.

 

Algunos dispositivos de estas características se encuentran presentes en los vehículos que las empresas les otorgan a sus empleados o empleadas o en vehículos de empresas de transporte de carga, por qué no podemos pensar en que haya una política regulatoria en este sentido, en definitiva, salvaría muchas vidas, lo cual no es poca cosa.

 

El año pasado el Parlamento Europeo aprobó la inclusión de un Asistente Inteligente de Velocidad, por lo cual, los nuevos vehículos que se vendan en la Unión Europea (UE) a partir de mayo de 2022 deberán llevar instalado un limitador de velocidad inteligente, dispositivo que se extenderá al conjunto del parque móvil en 2024 y con el que se pretende reducir la mortalidad vial en un 20 %.

 

Como ya te comenté en las primeras columnas, en nuestro país, las estadísticas sobre la siniestralidad vial son escasas, sobre todo al momento de analizar las causas.

 

¿Cómo se podría solucionar? Con la inclusión de una “caja negra”.

 

El concepto deriva de la aeronáutica, donde la caja negra tiene como función almacenar información que, en caso de un accidente, permitan analizar lo ocurrido en los momentos previos y establecer sus causas. Su inclusión en los vehículos permitiría tener estadísticas mucho más precisas sobre las causas de los siniestros, de esta manera se podría trabajar con mayor precisión en medidas para evitarlos.

 

Existe un desarrollo local, del INTI, denominado “Car Analytics”, que, mediante sensores ya disponibles en diferentes partes del vehículo, sumados a los que agrega el dispositivo, permite obtener información sobre ubicación, velocidad, temperatura, vibración, consumo de combustible, volumen de la radio, utilización de cinturón de seguridad, luces encendidas en la ruta, entre otros parámetros. A diferencia de otros dispositivos del mercado, que transmiten solo vía bluetooth, este desarrollo comparte la información en tiempo real a través de la nube, de esta forma se podría enviar asistencia inmediata en caso de siniestros.

 

 

En el mercado existen automóviles que ya cuentan con muchas medidas como alertas de colisión, de falta de atención, frenado de emergencia, distancia de seguimiento adecuada, pero claro, son vehículos poco accesibles, más aún en países de bajos ingresos donde justamente el problema de los siniestros viales es mayor que en países con ingresos altos, por eso la regulación del Estado es fundamental para que todas las personas tengamos acceso a circular en forma segura, por eso la voluntad política es fundamental.

 

La siniestralidad vial es el desafío de las sociedades modernas, por eso profesionales, dirigentes y la comunidad tenemos que empezar a trabajar en este sentido, debemos empezar hoy porque es una tarea que va a demandar muchos años, realmente valdrá la pena hacerlo. De las medidas que hemos detallado a lo largo de estas cuatro columnas, volveremos en la próxima para hablar un plan de trabajo a corto y mediano plazo para nuestro país.

 

Espero que estas columnas te inviten a reflexionar, pensar, debatir en tu entorno y sumarte al desafío. En definitiva, el cambio siempre empieza por uno mismo.

 

¡Nos leemos en unos días!

 

(*) Ingeniero Civil, tesista en Seguridad Vial.