Agustina Brisa se convirtió en la primera persona ciega en terminar su carrera en Sociales
Finalizó sus estudios de la carrera Licenciatura en Comunicación Social. La joven cumplió un rol fundamental en la gestión de nuevos proyectos de inclusión y acceso pleno a la educación universitaria.
“Cuando empecé la Facultad me sentí un punto en medio de un desierto, porque no entendía nada, no sabía para donde ir, había muchos profesores, muchas materias, mucha gente que iba y venía con mochilas, con cosas, un comedor enorme, y era como demasiado para mí. ‘Me parece que no voy a poder’, pensé en ese momento”, relató Agustina Brisa sobre los primeros pasos dentro de la Facultad de Ciencias Sociales. Afortunadamente, con el correr de las semanas estas experiencias se convirtieron en desafíos que hoy la encuentran a solo un paso de acceder a su título como Licenciada en Comunicación Social.
Agustina llegó a la Facultad de Ciencias Sociales cuando buscaba una carrera cercana a la locución que estuviera en la ciudad de Olavarría, donde nació y vive con su familia. A lo largo de ocho años cursó las materias de la Licenciatura en Comunicación Social, lo que significó adaptarse a un sistema educativo por el que antes nunca había pasado. Si bien otros y otras estudiantes ciegos y disminuidos visuales comenzaron a estudiar en la FACSO, Agustina es la primera en culminar su carrera, y ya comenzó los trámites para recibir su título como licenciada.
“Elegí Comunicación porque cuando estaba en quinto año de la secundaria tuve la oportunidad de estar en dos programas de radio en las escuelas a las que asistía. Cuando entré al estudio de radio me fascinaba todo eso, pero la carrera de locución estaba en Buenos Aires para estudiar y no me animaba a irme sola. Así que surgió Comunicación y me encantó”, expresó con alegría.
Acerca de su experiencia como estudiante, si bien reconoció que por ser una persona ciega tuvo gran cantidad de limitaciones y dificultades, sí destacó que en muchos ámbitos de la FACSO encontró cierta versatilidad que le simplificó su paso por la universidad, con la colaboración de docentes, estudiantes y el área de Bienestar, que coordina Evelina Piovaccari.
“La verdad que fue un camino difícil, pero después de cada desafío uno se pone una meta que a lo largo de estos años pude lograr, y eso creo que no hubiera sido posible sin el apoyo de mis papás, de mi familia, de mi pareja”, agregó.
Puso como ejemplo que para realizar resúmenes debía conseguir los textos digitalizados y si estaban en formato .pdf convertirlos a .doc. Sin embargo, “al estar doblados, marcados o subrayados no se podía pasar bien el word, entonces se hacía una ensalada interesante”, recuerda con risa. Para eso sus familiares le dictaban los textos que ella tipeaba en un documento, para luego resumirlos. “Así cursé los primeros años de carrera, fue bastante complejo”, reconoció.
La inclusión en la Facultad
“Acerca de si la Facultad está preparada, eso encaja también en que la mayoría de las cosas en la sociedad no están pensadas para una persona con alguna discapacidad, pero años atrás creo que era casi impensable pensar esto. En el asunto pedagógico creo que no se aborda mucho el tema de las diversidades, de las discapacidades”, expuso Agustina.
En la misma línea, analizó que “no es que la Universidad excluya a las personas con discapacidad, durante la marcha se iban adaptando a un montón de demandas y necesidades de los estudiantes”. Mencionó como ejemplos la ayuda que tuvo para conseguir textos digitalizados, y otras iniciativas más importantes para la vida institucional, como la demarcación de la señalética del edificio en braille y la creación de una maqueta en la que se referencian los distintos espacios que forman parte del Campus Universitario de Olavarría.
Agustina tuvo un rol protagónico en cada una de estas iniciativas que llevaron a que la Universidad y la Facultad se vuelvan más inclusivas e igualitarias, propuestas que buscan garantizar el acceso pleno a la educación universitaria.
“Nunca sentí que lo estaba haciendo para mí sino como una posibilidad de ayudar a que futuros y futuras estudiantes, que sean ciegos o ciegas o disminuidos y disminuidas visuales, tengan mejores condiciones que yo cuando entré”, reflexionó Agustina sobre su paso por FACSO. “Lo que yo quería era que la próxima persona ciega que ingrese a la Facultad ya tenga profesores que sepan manejarse con una persona ciega, ya tengan una puerta señalizada o, y es una idea que hablamos hace poco, que las baldosas estén señalizadas, porque uno va caminando con una referencia real para poder manejarnos”, agregó.
El rol clave de la comunicación
Para Agustina, estudiar la carrera de Comunicación Social fue una oportunidad para abrir las puertas a que toda la comunidad conozca la discapacidad desde diversas aristas. Tal es así que el año pasado tuvo una columna en Radio Universidad 90.1 sobre esta temática, en la que abordó distintos tipos de discapacidades para lo que se vinculaba con especialistas, con referentes de instituciones y con familiares o con las propias personas con discapacidad.
“Mi objetivo era que se conozca, que se deje de tratar como un tema tabú, que nos dejen de ver como personas raras o como cosas extraterrestres que están ahí andando por la vida, y que la sociedad se empiece a volver un poco más amigable y más amena, para que nos vean como iguales, porque somos realmente iguales como todos”, expuso Agustina.
Finalmente, reflexionó que “hoy no seríamos nada sin la posibilidad de comunicarnos, la comunicación es central, tenemos que ponernos siempre en el lugar del otro y luego intentar comunicar lo que nos pasa para que esa persona esté al tanto y pueda hacer con eso lo mejor”.
De manera reciente Agustina se sumó al Proyecto “De Cuentos con Derechos” de la FACSO, que coordina la Prof. Laura Hoffmann. A través del mismo se busca promocionar el derecho a la educación de niños y niñas de nuestra ciudad mediante contenidos narrativos en formato sonoro, en el que Agustina será de una de las personas que le ponga la voz a esos relatos.