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La CGT marchó contra la reforma laboral y el Gobierno postergó el debate en el Congreso

Las centrales obreras dejaron una: “Se viene un paro general”. Patricia Bullrich informó que el tratamiento de la ley pasó a febrero tras chispazos entre el oficialismo y sus aliados.


La CGT marchó este jueves a la Plaza de Mayo para manifestar, junto a otros sectores gremiales, organizaciones sociales y partidos políticos, su rechazo a la reforma laboral que apura en el Congreso el gobierno de Javier Milei. “Este es el primer paso de un plan de lucha, sigan sin escucharnos y se viene un paro general”, advirtió uno de los triunviros cegetistas, Jorge Argüello.

Si bien en la manifestación hubo primacía de la CGT -el palco del acto final tenía la simbología de esa central y solo hubo oradores de esa pertenencia- la expresión de rechazo fue mucho más amplia: no solo participaron las dos CTA y ATE, sino organizaciones como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), partidos de izquierda y dirigentes peronistas, entre ellos el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

La manifestación lució multitudinaria pero en la Plaza hubo vacíos. El escenario se apostó delante de la Pirámide de Mayo y quedó lejos de la Casa Rosada, que estuvo fuertemente custodiada y vallada. Dentro de Balcarce 50, Javier Milei encabezaba en paralelo al acto de la CGT una reunión con la mesa chica para definir la estrategia parlamentaria sobre la reforma laboral en el Senado y el Presupuesto 2026.

“No nos para ni el calor ni la Gendarmería ni la Prefectura. Tenemos conciencia y vamos a defender nuestros intereses”, arengó Cristian Jerónimo, jefe del sindicato del vidrio, apuntando contra el operativo del Ministerio de Seguridad para que los manifestantes no lleguen a la Plaza: hubo bloqueos y controles de micros en los accesos e intimidación en redes sociales para denunciar la participación obligatoria a la marcha. “No podemos permitir que siga existiendo la transferencia de recursos de los sectores postergados a los más concentrados”, agregó.

Una dura advertencia

La frase más resonante correspondió a otro de los triunviros, Octavio Arguello, jefe de Sindicato del Vidrio. “Este es el primer paso de un plan de lucha nacional, sigan sin escucharnos y se viene un paro general”, lanzó. También habló el tercer triunviro, Jorge Sola, del seguro.

Muy cerca de la conducción cegetista se ubicaron históricos dirigentes como Hugo Moyano (camioneros), Héctor Daer (sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA), Julio Piumato (judiciales), entre otros.

La CGT considera que la reforma atenta contra los derechos laborales al modificar por completo la Ley de Contrato de Trabajo y avanza sobre la propia existencia de los gremios. El proyecto libertario regula el derecho de huelga, establece la prioridad de los convenios por empresa y limita la ultraactividad de los convenios colectivos de trabajo. También flexibiliza el costo de las indemnizaciones por despido, reemplaza las horas extras por un bando de horas, deroga estatutos sectoriales y afecta los aportes solidarios de los afiliados.

Los discursos abonaron la idea de un paro general pero no llegaron a confirmarlo. “Este es el primier paso de un plan de lucha. Sigan sin escucharnos y se encontrarán con una profundizacion del plan de lucha. Terminaremos con un paro nacional”, aventuró Sola en su intervención, en la misma línea que Jerónimo.

Los tres triunviros plantaron bandera contra el proyecto en la comisión de Trabajo del Senado que conduce Patricia Bullrich. En ese ámbito subrayaron la responsabilidad política del Congreso, al señalar que tanto el Senado como Diputados deberán hacerse cargo de las modificaciones que se introduzcan en las relaciones laborales.

No hay reforma laboral “express”

El gobierno de Javier Milei se vio forzado a retroceder en su intención de avanzar de modo “express” con la reforma laboral: el tratamiento será el 10 de febrero, mientras que el 26 de diciembre, fecha que se barajaba para ese proyecto, se tratará el presupuesto -cuya sanción en Diputados generó ruidos en el oficialismo- y el proyecto de Inocencia Fiscal, que también tuvo el OK de la cámara Baja.

El pedido para sesionar en febrero fue formulado por la senadora Patricia Bullrich, justamente tras lo ocurrido en la cámara Baja, donde el oficialismo logró la media sanción del Presupuesto pero al costo de resignar la derogación de las leyes de financiamiento universitario y emergencia en discapacidad, lo que lo llevó a evaluar modificaciones o un veto, por el costo fiscal que tendría su aplicación.

En este escenario, Bullrich anticipó que el Gobierno convocará a una nueva ronda de sesiones extraordinarias desde el 2 al 27 de febrero con la intención de tratar el resto de los proyectos impulsados desde la Casa Rosada: la reforma laboral y también la Ley de Glaciares. El proyecto tuvo dictamen de las comisiones de Trabajo y de Presupuesto y Hacienda y en el interín hasta la fecha prevista para llevarla al recinto, el gobierno aceptará modificaciones al proyecto.

Fuentes parlamentarias comentaron que una de las cuestiones que entorpeció acuerdos para hacer avanzar el proyecto fueron los comentarios del Ejecutivo respecto de que no estaban de acuerdo con cómo había salido el Presupuesto en la cámara Baja. A eso se suma la votación para la integración de la Auditoria General dela Nación, con un acuerdo entre el oficialismo y el kirchnerismo que excluyó a PRO y llevó a su jefe de bancada, Cristian Ritondo, a amenazar con una denuncia judicial al presidente de Diputados, Martín Menem.

En ese contexto, La Libertad Avanza no contaba con el numero de votos suficiente para garantizarse la aprobación del proyecto. La movida de Bullrich, que informó de todo a la mesa política del Ejecutivo, le ahorró a Milei una derrota casi segura en una semana. La decisión final se tomó mientras la CGT realizaba su marcha frente a la Casa Rosada.

Por ahora, el contenido del dictamen se desconoce. Fue trabajado por Bullrich con el secretario de Trabajo, Julio Cordero.

Fuente: Agencia DIB.