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En este día y cada día: el rock volvió a la ciudad de la mano de La Kermesse

Una noche exclusivamente redonda se vivió este sábado en el gimnasio de Racing Club de la mano de los ex redonditos de ricota. Todos los detalles del recital que promete volver.


Con agite, palmas, cantando canciones y las banderas sobre los hombros de los fanáticos que se acercaban al Club Racing, comenzó la noche de este sábado en la previa sobre avenida Colón y un frío característico de las noches de invierno.

Un hombre tocaba una trompeta con los hits de los redondos mientras las personas esperaban con ansias una noche donde volverían a escuchar y disfrutar las canciones de una de las bandas más imponentes del país.

No importa si toca El Indio, Skay Beilinson, Los Fundamentalistas, bandas tributo o La Kermesse: los seguidores de los redondos están siempre presentes en cualquiera de sus formas con tal de recordar esas canciones que marcaron algún momento de sus vidas.

A las 22 horas puntual la magia comenzó otra vez. La Kermesse subió al escenario, las luces se apagaron y resaltaron los banderines de colores representativos de la banda que, obviamente, quería una fiesta. “Un ángel para tu soledad” fue la primera canción de la noche.

A los empujones, saltando, en el pogo, abrazados, bailando y cantando los presentes recorrieron un sinfín de canciones puramente de los redondos. Se olvidaron del frío y salieron a la luz remeras con el logo de “PR”, remeras de Skay, de bandas de rock, musculosas, en corpiño, con banderas en la espalda pero sobre todo, con pasión.

La noche transcurrió de la mano de Sergio Dawi, Semilla Bucciarelli, Tito Fargo, Hernán Aramberri, Jorge Cabrera, Mariano Pirato y Oscar Kamienomosky. Además, las cantantes Leticia Lee y Marian Pelegrino resaltaron con sus voces femeninas llevándose toda la atención de los presentes.

“Superlógico” “La bestia pop” “Salando las heridas” “Juguetes Perdidos” “Preso en mi ciudad” “Todo un palo” “Las increíbles andanzas del capitán buscapina” fueron algunas de las canciones que hicieron que el recital fuera exclusivamente redondito.

Los canticos también estuvieron presentes de la mano de los fanáticos: se recordó a Walter Bulacio y agitaron que “se vayan a tocar a la luna, la luna la vamos a copar”. El cierre fue con “Ya nadie va a escuchar tu remera” y un pogo impresionante con las 900 personas que coparon el gimnasio.

Más allá del resto de la banda, Sergio Dawi demostró una vez más ser el alma del proyecto y un legado puramente redondo que acompañó a el Indio y Skay en su mayor momento musical. El saxofonista prometió volver “gracias al cariño de la gente” y los aplausos cerraron una noche de mucho rock.